"Para mí el contrato de trabajo normal es un contrato de trabajo de duración indefinida. Las empresas, sí, necesitan previsibilidad pero los trabajadores también”. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, es muy consciente de que no todo el mundo en Europa comparte su visión sobre cual debe ser el modelo laboral a seguir, como la CEOE, pero cree que necesario recuperar el esplendor perdido con la crisis sin precedentes desatada en la última década.

“Es hora de que Europa encuentre toda su dimensión social, de que recupere la triple A social”, ha defendido durante la cumbre sobre el trabajo organizada en Ginebra por la Organización Mundial del Trabajo. Juncker, que procede del país de la Unión Europea con el salario mínimo más elevado, Luxemburgo con cerca de 2.000 euros, ha reconocido que la situación económica ha mejorado pero ha subrayado que la crisis no ha terminado y que la Unión Europea no la habrá dejado atrás hasta que no haya pleno empleo. “Un continente europeo con decenas de millones de parados en sus territorios no puede pretender que la crisis ha quedado atrás”, advertía.

El democristiano luxemburgués ha querido poner el foco en uno de los segmentos que más han sufrido y sufren la crisis: los jóvenes. “Me pregunto como un continente tan rico como Europa podría renuncia a un principio que debería ser universal. Los jóvenes de hoy y mañana tienen derecho al empleo”, recordaba. Y para ello considera esencial relanzar algo tan “esencial” como el diálogo social. “A aquellos que dicen que la integración económica y el diálogo social no pueden evolucionar en armonía se equivocan gravemente. Diálogo social y construcción europea son dos cosas que van juntas. La una no funciona sin la otra”, añadía.

Es por ello, sostiene, que nombró a un responsable del diálogo social dentro del colegio de comisarios -el vicepresidente Valdis Dombrovskis- y por eso también puso una propuesta sobre la mesa para reforzar las reglas que regulan los derechos de los trabajadores desplazados para evitar abusos y dumping social y un cordón sanitario sobre derechos sociales mínimos para evitar que se vean rebajados. “Nos tenemos que poner de acuerdo sobre un principio simple: un mismo salario para un mismo trabajo en un mismo lugar”, ha defendido.

Juncker, que se ha mostrado partidario de una Europa solidaria, ha recordado a los presentes que durante 17 años fue ministro de trabajo en su país, que sigue siéndolo un poco y que hizo campaña a presidente de la Comisión Europea con el empleo, el crecimiento y la justicia social como ejes. “Se muy bien que el mundo cambia y que el mundo del trabajo cambia más rápidamente que nunca. Nuestro desafío es saber adaptar nuestro modelo para que prevalezcan nuestros valores”, ha indicado.