Gianpiero Fiorani, de 46 años, ha dimitido después de que trascendiera que la Fiscalía de Milán le había abierto un nuevo sumario por presuntas especulaciones abusivas, tráfico de influencias, falsificación de informaciones al consejo del banco y falsas declaraciones a funcionarios públicos. Las tareas de investigación abarcan también un supuesto enriquecimiento personal (que asciende a 15 millones), conseguido a través de sociedades fantasma asignadas a testaferros, que especulaban en operaciones en que intervenía la BPI.

La prisión máxima prevista, en caso de que haya condena, es de tres años. Fiorani ya estaba suspendido del cargo durante dos meses. El plazo vencía el próximo 2 de octubre, pero la dimisión hace pensar que su situación ya era indefendible.