La adopción de una nueva ronda de restricciones para contener la segunda oleada del coronavirus seguirá generando mucha “incertidumbre” en la Eurozona. Los últimos indicadores del Banco Central Europeo apuntan a una pérdida de impulso de la economía durante el cuarto trimestre del año que está golpeando particularmente al sector servicios, muy vulnerable a las medidas de distanciamiento social introducidas, y a los países más dependientes del turismo y los viajes. Ante este escenario, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha vuelto a urgir este jueves a poner en marcha cuanto antes el nuevo fondo de recuperación de 750.000 millones de euros, bloqueado esta semana por Hungría y Polonia.

“El paquete de inversiones Next Generation EU -como se conoce al plan de recuperación- tiene que estar operativo cuanto antes. Este conjunto de recursos adicionales pueden facilitar políticas presupuestarias expansivas sobre todo en los países de la zona euro con espacio fiscal limitado”, ha recordado Lagarde durante su comparecencia mensual ante la comisión de asuntos económicos del Parlamento Europeo urgiendo a una aplicación “rápida” de un instrumento que “forma parte de la respuesta paneuropea” a una crisis que seguirá muy presente en 2021.

Según ha indicado, el desembolso de estos recursos, vitales para responder a las consecuencias creadas por la pandemia, deberá ser escalonado y efectivo. Y es que, en general, y pese a las alentadoras noticias sobre las potenciales vacunas contra el covid-19, “se espera que la economía de la zona del euro se vea gravemente afectada por las consecuencias del rápido aumento de las infecciones y el restablecimiento de las medidas de contención, lo que representa un claro riesgo a la baja para las perspectivas económicas a corto plazo”, ha alertado la máxima responsable del BCE en una comparecencia virtual.

PRUDENCIA ANTE UN FUTURO INCIERTO

Lagarde ha reconocido que los esquemas temporales de protección del empleo (ERTE) han protegido durante estos meses muchos empleos y han contenido la caída de ingresos de los hogares pero esto “no ha impedido que el desempleo aumente en algunos países”, ni que los consumidores extremen la prudencia debido a un entorno “altamente incierto” que seguirá amenazando empleos y perspectivas de ingresos, ni que las inversiones empresariales se vean afectadas. “Es probable que las empresas sigan dudando acerca de comprometer fondos para inversiones a largo plazo siempre que exista una gran incertidumbre sobre cómo se desarrollará la pandemia y el despliegue de una vacuna”, augura la presidenta del instituto emisor europeo.

Ante este panorama, ha reiterado que el BCE recalibrará en su reunión de diciembre los instrumentos disponibles en base a las nuevas proyecciones macroeconómicas del eurosistema. “Sobre la base de esta evaluación actualizada, el Consejo de Gobierno recalibrará sus instrumentos, según corresponda, para dar respuesta a la situación actual con el fin de propiciar una convergencia de la inflación hacia nuestro objetivo de manera sostenida”, ha indicado. Lagarde ha vuelto a reiterar que la entidad que preside preservará “las condiciones favorables” de financiación durante el tiempo que sea necesario porque es “clave para apoyar el gasto de las personas, mantener el flujo de crédito y desalentar los despidos masivos”. En este sentido, “no descartamos ninguna opción” y el programa de compras de emergencia (PEPP) y las operaciones de refinanciación a largo plazo (TLTRO) seguirán siendo “probablemente” las principales herramientas dando que “han demostrado su eficacia en el entorno actual y pueden ajustarse” en función de la evolución de la pandemia.