De un modo u otro, el Fondo Monetario Internacional nunca se pilla los dedos. Por un lado, se prescribe más austeridad para reducir el déficit y, por otro, reclama que se relaje el ritmo de los ajustes. Y eso es lo que está haciendo con España esta semana durante la reunión de primavera que se celebra en Washington. Su directora gerente, Christine Lagarde, ha afirmado este jueves que el Gobierno debería ser “más flexible” con los ajustes y ralentizar su ritmo.

El esfuerzo de España

Lagarde ha asegurado que dada la situación que atraviesa el país, “con un 25% de paro” y los esfuerzos que se están haciendo, la consolidación fiscal es inevitable. Pero todo debería ir más despacio. “No creemos que sea necesaria una consolidación tan directa y fuerte como se planeó inicialmente”, ha dicho durante una rueda de prensa en Washington. “Ese país (España) necesita más tiempo y tiene que ser capaz de ajustar sus esfuerzos de consolidación fiscal después de todo lo que ha hecho”.

Sus palabras llegan dos días después de que el jefe del departamento europeo del FMI reclamara al Ejecutivo más ajustes para contener el déficit que, según las previsiones del organismo, volverá a subir en el 2014 pese a la batería de recortes implementados. “Para el 2014, si miras nuestras predicciones, no hay más reducción inherente en los planes del Gobierno. Por eso tendrán que tomar nuevas medidas para continuar con el ajuste fiscal”, dijo Decressin. Entre la medidas posibles, apuntó a la liberalización de los servicios profesionales. “No hay más opción que el ajuste sentenció”.

Tres velocidades

En la rueda de prensa de Lagarde también ha ahondado en la mejoría de la situación global. Aunque es una mejoría con muchos claroscuros. “Hemos evitado lo peor y el mundo ya no parece tan peligroso como parecía. Pero al mismo tiempo el repunte en los mercados financieros no se ha traducido en un repunte sostenido del crecimiento y el empleo, que es lo que al final le preocupa más a la gente”, ha dicho. Ante estos desequilibrios, la recuperación global se ha fragmentado en tres velocidades. Quienes más rápido avanzan son las economías emergentes, seguidas por EEUU, Suecia o Suiza en el segundo grupo y, finalmente, la eurozona, uno de los caracoles de la economía mundial.