Si Barack Obama tiene que echar un pulso al sector financiero estadounidense para limitar su tamaño, actividades y asunción de riesgo, contará con el apoyo europeo. Los principales mandatarios del continente respaldaron ayer los planes del presidente de EEUU. Eso sí, dejaron bien claro que, pese a compartir la orientación de las medidas, aplicarán sus propias recetas. Buena prueba de ello fue la reacción del Gobierno español. La vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega afirmó que el Ejecutivo "comparte" el diagnóstico de Obama de que los excesos y la falta de control del sector bancario provocaron la crisis financiera, y también sobre las "herramientas" que se deben emplear para evitar una situación similar. Con todo, defendió que la UE adoptará por consenso sus propias medidas, y que estas tendrán en cuenta las particularidades del sistema financiero europeo y de cada país.

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, también juzgó "muy justificado" el plan de Obama. Los grandes países de la UE se sumaron al respaldo al presidente estadounidense. La ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, consideró como un "muy, muy buen paso adelante" la propuesta. "Ven que la regulación, que era una palabra tabú en los círculos financieros de EEUU, es vital para contener y limitar los excesos bancarios", se congratuló. Alemania y Reino Unido también hicieron público su agrado.

DIVISIONES Las entidades financieras europeas, en cambio, se mostraron divididas. La patronal bancaria española, AEB, creyó "justificadas" las medidas, mientras que su homóloga alemana avisó de que "dañarán al conjunto del sistema financiero". Sí coincidieron en que limitar el tamaño y la actividad no tendría sentido en Europa por las diferencias de su modelo.

Las bolsas europeas acogieron con descensos los planes de Obama. El Ibex 35 sufrió un descenso del 0,62%; el selectivo británico cayó un 0,6%; el alemán, un 0,9%; el francés, un 1,07%; y el italiano, un 1,35%.