Conscientes de que la cumbre del G-20 de hoy y mañana en Toronto podía terminar sin resultados concretos y con la simple constatación de algunos desacuerdos, los líderes de los ocho países más ricos del mundo y de las mayores economías emergentes acudieron ayer a Canadá con la sensación de los deberes hechos.

No solo Obama, con la aprobación de su reforma financiera. También el presidente de China, Hu Jintao, que ha levantado esta semana el sistema de paridad fija del yuan y ha permitido una revalorización de la moneda del 0,53%. Jintao ya no tendrá que escuchar reproches por la escasa ayuda de China hacia la recuperación global.

También se ha trabajado en Europa, donde hace tres días Alemania, Francia y Gran Bretaña se comprometieron a implantar un impuesto sobre la banca para financiar futuras crisis. También Washington ha invitado al G-20 a aceptar una tasa bancaria, pero Canadá, Rusia, China, India y Australia se oponen. Como mucho, saldrán unos principios generales para los países que se inclinen por esta opción. Pero nadie podrá decir que Europa llega sin criterios propios a Toronto.

DISCREPANCIA Otra cuestión es la evidente discrepancia entre Europa y EEUU sobre la estrategia para apoyar la recuperación mundial. Obama reprocha a Europa su excesiva celeridad en la reducción del déficit público. "Yo me cuido de no dar consejos en materia de crecimiento a EEUU, pero para Alemania, está claro que un déficit público elevado es un gran obstáculo para el crecimiento mundial", respondió ayer el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble. Esta discrepancia llega al G-20 como uno de los temas con mayor morbo.

También José Luis Rodríguez Zapatero (España acude al G-20 en calidad de invitado permanente) ha hecho los deberes y ha cerrado en pocas semanas la reestructuración pendiente de las cajas de ahorros.

El lobi del sector financiero tampoco se ha estado quieto. Aunque no tiene silla en la cumbre, el sector ha trabajado para rebajar las exigencia de mayores requisitos de capital y de liquidez para fortalecer las entidades financieras frente a futuras crisis. Según publicó ayer el Financial Times, el borrador que el Comité de Basilea presentará en Toronto sustituye la obligación a los bancos de mantener una "financiación estable neta" por un sistema alternativo de supervisión.