Los ceros se han convertido en un problema para Turquía, duramente afectada por la inflación en las últimas décadas. Con la reforma monetaria evitará el incómodo título de poseer el billete con la mayor denominación numérica del mundo (20.000.000). Las dificultades para lidiar con las cifras, incluso las modestas, las tenían todos: el mercado financiero, el pequeño comercio y las familias a la hora de calcular los gastos.

"Tener múltiples ceros a la izquierda no es un problema. Pero sí cuando ellos se acumulan a la derecha", señala un portavoz del Banco Central de Turquía. El cambio vino con la puesta en circulación de la nueva lira turca (YTL, en siglas del país), introducida el 1 de enero de este año que recorta seis ceros del valor de los billetes.

Similitud con el euro

"Teníamos la necesidad de reformar la economía. Y también de simplificar la utilización del dinero por parte del mercado y de la población", dice el consejero comercial de la Embajada de Turquía en España, Ismail Gomal. La lira turca, pese a la sustitución, seguirá en circulación hasta el próximo 31 de diciembre, cuando tomen protagonismo los 587 millones de nuevos billetes y monedas. De éstas, las piezas metálicas de la nueva lira turca destacan: se parecen a la moneda de dos euros. Las especificaciones son casi idénticas, tanto de peso como de diámetro. Además, está presente el círculo central dorado, ilustrado con el número que corresponde a su valor en el anverso y la figura de un personaje de la historia del país en el reverso. El Banco Central turco no aclara la causa del nuevo diseño de la lira. "Generalmente utilizamos imágenes de puntos naturales, históricos y culturales del país" en el caso de los billetes, explica el mismo portavoz del Departamento de Emisión de la autoridad monetaria.

Tiempo de adaptación

La decisión de prolongar el cambio por un año se justifica por la intención del Gobierno de dar tiempo a las instituciones financieras y a la población para cambiar sus recursos y acostumbrarse a la reforma de la economía. De ahí la aportación de la palabra "nueva" al nombre oficial de la moneda. A partir del 2006, tras la actual etapa de adaptación, la moneda volverá a llamarse lira turca.

"El proceso de sustitución, tras los ocho primeros meses, transcurre sin problemas. La aceptación por los jóvenes es casi total. La gente mayor, que manejó la antigua moneda por más años, todavía habla en lira turca", agrega Gomal.

Máquinas tragaperras

"No comprendo el porqué de la confección de una moneda tan parecida con la de dos euros, una vez que Turquía se aproxima a una integración con la Unión Europea", expone Rafael Cubarsi, responsable del área técnica de la Asociación de Vending, que agrupa empresas que se dedican a la gestión de máquinas automáticas. La posibilidad de que una moneda similar al euro sea aceptada por las máquinas existe. Así sucede con las monedas de 10 baht, de Tailandia. Cubarsi, sin embargo, garantiza que la modernización del sector ha reducido los riesgos. "Un 80% de las máquinas rechazarán monedas similares porque tienen su software de reconocimiento actualizado", dice. El explica que la moneda turca, u otra cualquiera, pasa por cuatro criterios de identificación antes de ser aceptada como una pieza de euro (diámetro, espesor, peso y evaluación electromagnética).

Engaño difícil

Una portavoz del Banco de España agrega que la composición de la moneda de dos euros (una parte externa de cobre- níquel y una interna con tres capas) dificulta el engaño de las máquinas automáticas debido a su complejidad.

En el manoseo cotidiano del dinero, sin embargo, las especificaciones técnicas de una moneda poco ayudan para evitar engaños. La falta de atención suele ser el factor determinante en la mayoría de los casos, tanto para los comerciantes como para los consumidores. El que reciba una moneda de la nueva lira turca, pensando que se trata de dos euros, tendrá en la mano sólo unos 80 céntimos. Una pérdida de dos dígitos. Del 40%.