A nadie le extrañó que Honorato López-Isla, consejero delegado de Unión Fenosa, estuviera el jueves en el palco del Real Madrid. Era un partido clave para el equipo blanco y ese jueves, precisamente ese día más que ningún otro, Honorato debía de cumplir con su amigo Florentino Pérez. Flo para los amigos.

Cuando a las 10 comenzó el partido del Madrid frente al Bilbao, Amancio Ortega ya había ordenado a sus huestes que diesen el portazo a los hombres de Emilio Botín, presidente del Santander. El hombre más rico de España, según Forbes --muchos dicen que es Botín, pero en sociedades repartidas-- había aprendido que para el banquero cántabro, la pela es la pela y no una palabra, una palabra . Don Emilio tiene siempre el argumento irrefutable del deber para con sus accionistas, que no le perdonarían que no vendiera al mejor postor por amiguismo o compromiso. "Pero el precio no justifica una conducta", decían ayer los críticos desde los ámbitos gallegos cercanos a la Caixa Nova y al dueño de Zara. También el Gobierno gallego del PSOE-BNG respiraba irritación contra Botín.

El miércoles 12, por la noche, el director general de la Caixa Nova, Julio Fernández Gayoso, y el dueño de Inditex, Amancio Ortega, cerraron un acuerdo verbal con el vicepresidente del Santander, Matías Rodríguez Inciarte. A 30 euros, el 22% de la eléctrica Gallega Unión Fenosa, sería para ellos. Botín había sido consultado por teléfono.

A última hora de la mañana del jueves, los gallegos pensaban que la jugada seguía en pie. Pero el Santander se resistía a enviar un hecho relevante a la CNMV y los rumores en prensa eran cada vez más intensos. Por la tarde llegó la confirmación. A la gente de Amancio Ortega le aseguraron que había más de un rico español interesado en la operación, como Alicia Koplowitz. Incluso les dijeron que la exmujer de Ortega, Rosalía Mera, ofertaba 32 euros por acción, aunque nunca hubo un papel presentado. Eso bastó para que Ortega diera el portazo hora y media antes del partido. No superaría los 30 euros pactados y no entendía la subasta.

Es seguro que las aguas volverán a su cauce y el enfado de Ortega se enfriará, a la espera de devolver la jugada. De momento, ayer fue imposible confirmar si Inditex estaba pensando en cancelar sus cuentas en el Santander, como apuntaban algunas fuentes. Y menos saber si el mismo Ortega se llevaba la sociedad de inversión que tiene en Banif, el banco de grandes fortunas de Botín.

Estrategias

En cuanto a la pregunta de para qué quieren los ricos una eléctrica, los analistas bien pensantes responden lo de siempre: "Para diversificar, para tener ingresos mensuales de recibos sin problemas; para que las constructoras como ACS oferten un paquete de servicios completo, ladrillo, agua, luz, etc.; porque la energía es un bien escaso y cada día será más cara...". Los mal pensantes daban dos claves: que era una solución muy española porque detrás de Florentino están los March, El Corte Inglés y los Albertos. Y que tras el asalto de Sacyr al BBVA todos pelean por ver quién llega más lejos. Y justo la semana pasada, Ferrovial (de los Del Pino) pasó en valor bursátil a ACS (9.622 millones de Ferrovial por 8.899 de ACS).