El plan de futuro de la empresa austrocanadiense Magna para Opel podría suponer el recorte de 11.000 puestos de trabajo en toda Europa, una cifra superior a los 10.500 planteados inicialmente, y de ellos 2.090 afectarían a la planta española de Figueruelas, en Zaragoza, en lugar de los 1.700 previstos.

Así lo afirmaba ayer el diario alemán Frankfurter Allgemeine, que habría tenido acceso a documentos de la fiduciaria que actualmente controla la empresa sobre los planes de negocios del futuro propietario. Los recortes planeados hasta el 2011 mantienen la idea de cerrar la planta belga de Amberes, donde trabajan 2.517 personas, y la eliminación en Alemania de un total de 4.116 empleos, más de la mitad en la fábrica de Bochum. Según el diario, parte de la producción de Bochum se trasladará a la planta austriaca de Aspern.

La fábrica alemana situada en Eisenach se beneficiará del traslado de parte de la producción del Opel Corsa de Figueruelas, que permitirá reducir los despidos en la ciudad alemana a 42.

RECORTES "NECESARIOS" Las negociaciones, que tienen lugar a puerta cerrada, comenzaron ayer en la central de Rüsselsheim, en el estado alemán de Hesse. Representantes de Magna, General Motors y de las plantillas de todos los países con fábricas de Opel deben ponerse de acuerdo. Antes de la reunión, el presidente del comité de empresa de Opel, Klaus Franz, dejó claro que para él las cifras de Magna no son aceptables y advirtió de que no permitirán el cierre de ninguna fábrica. Frente a él, el jefe de GM Europa, Carl-Peter Foster, insistió en que los recortes "son necesarios para ser competitivos a largo plazo" y avisó de que veía pocas opciones para salvar Amberes.

De los resultados alcanzados sobre el plan de Magna y su adaptación a las exigencias de los distintos países dependerá también la participación de cada uno en los avales, por valor de 4.500 millones de euros, que el Gobierno alemán ha comprometido para la nueva Opel, y en los que espera obtener el apoyo del resto de países europeos con plantas en su territorio. El ministro de Industria español, Miguel Sebastián, condicionó las ayudas económicas a un plan para una Opel europea, y solicitó la supervisión de Bruselas.

MAS DESPIDOS Otro gigante del motor, la japonesa Nissan, dio ayer una de cal y una de arena a la plantilla de su fábrica de Barcelona. Por un lado, avanzó cuatro meses la puesta en marcha de forma estable de un segundo turno en febrero del 2010, pero enviará al desempleo a 1.948 trabajadores durante una media de 27 días hasta marzo, cuando prevé que la fábrica tenga "mayor estabilidad".

La compañía presentó ayer a los sindicatos unas previsiones de producción de unos 100.000 vehículos para el año próximo, lo que supone doblar las 50.000 unidades de este ejercicio. El inicio de la producción de la nueva furgoneta NV200, que fue asignada a Barcelona al congelar Nissan una inversión en la ciudad marroquí de Tánger, aportará 45.000 unidades a la planta catalana en un contexto de inicio de recuperación de las ventas en Europa de los vehículos comerciales ligeros.

El nuevo expediente de regulación de empleo (ERE) temporal fue anunciado en agosto, pero la empresa retrasó su presentación hasta ayer debido a los intensos contactos mantenidos con algunos sindicatos para intentar reducir sus efectos en la plantilla.

Fruto de la negociación mantenida en las últimas semanas, la compañía se comprometió a poner en marcha un plan de formación interna que permitirá reducir el número de afectados --2.025 inicialmente-- y el de días de parón, que estaba previsto que fueran 37 de media, entre septiembre y diciembre. La empresa dedicará a formación un máximo de 43.600 horas y un mínimo de 12.500 horas en grupos de entre 20 y 70 empleados.

NEGOCIACION EN RENAULT El futuro de Renault en Valladolid depende de una negociación a contrarreloj que mantienen la compañía y los sindicatos, y que tiene como fecha límite este jueves. El objetivo es reducir los costes laborales para que la planta opte por producir un coche eléctrico y otro convencional. La principal diferencia se encuentra en el salario, para el que la firma pide la congelación dos años y los sindicatos, un alza igual a la inflación. La Federación del Metal de UGT manifestó ayer su voluntad de llegar a un acuerdo, aunque advirtió de que "no se puede pretender que los trabajadores de Renault España sean los únicos paganos y los únicos responsables" de una situación que no ha sido creada por ellos.