Ni la decisión del Banco Central Europeo de inyectar dinero en los mercados y no subir los tipos de interés, ni las buenas noticias sobre la producción industrial y el desempleo en EEUU animaron a los inversores españoles.

La mayoría prefirió vender y, al final, el Ibex 35 experimentó un recorte del 0,29% y cerró con 14.198,4 enteros. Nada consiguió ayer hacer brillar el parquet . Parecía una continuación de la racha del día anterior, cuando el índice perdió el 2,4% por la caída de las empresas constructoras.

El índice incluso se mantuvo al margen de lo que sucedía en el resto de las plazas europeas que, aunque preocupadas por la bajada de los pedidos industriales en Alemania --mayor de la esperada--, supieron terminar el día en positivo.

Es curioso que la bolsa, siempre tan pendiente de lo que sucede al otro lado del Atlántico, desestimara ayer todos los datos de mejora de la economía estadounidense; tanto el aumento de los índices de productividad como el descenso de peticiones de subsidios de desempleo. La mirada de los inversores estaba puesta en otro lugar, más cercano y también más preocupante: el sector inmobiliario.

De nuevo las constructoras estuvieron ayer en el ojo del huracán con pérdidas que llegaron al 2,95% en el caso de ACS y del 2,53% en el de Acciona. Solo Sacyr Vallehermoso salió indemne con una leve subida del 1%.

También la banca lo pasó mal. Todas las entidades, menos el Santander, acabaron en rojo, destacando el Popular, que retrocedió el 1,26%, y Bankinter, que se dejó el 1,18%. Otros grandes valores como Repsol, Iberdrola o Unión Fenosa tampoco tuvieron un buen día. En el otro lado de la balanza estuvieron la multinacional española Telefónica, que cerró al alza, y Enagás, que consiguió un avance del 2,7% empujado por las buenas recomendaciones de Merrill Lynch. También Acerinox (2,23%) y Antena 3 (2,05%) mejoraron sus posiciones durante la sesión de ayer.