El Ibex 35 cerró ayer la jornada con una pérdida del 0,55%, con lo que se situó en los 10.224,9 puntos. Sin embargo, el balance semanal fue mejor, puesto que consiguió terminar con un incremento del 1%, aunque los acontecimientos relacionados con la situación presupuestaria griega y su posible efecto sobre otras economías de la Unión Europea, como España y Portugal, no han sido suficientes para aportar tranquilidad. La cumbre de Bruselas que tuvo lugar el pasado jueves no sirvió para aportar un giro a la tendencia bajista de los mercados.

El nerviosismo de los inversores se ha acentuado con las dudas en torno a la recuperación. Ayer se supo que la locomotora alemana se ha estancado, al no haber crecido su economía en el cuarto trimestre del año pasado, después de dos trimestres positivos, con un 0,4% registrado en el segundo y el 0,7% en el tercer trimestre.

En cambio, pisa el acelerador Francia, cuyo producto interior bruto (PIB) mejoró en el cuarto trimestre las expectativas de los analistas: el 0,6%. España y Grecia, por su parte, han sido las dos únicas grandes economías europeas que han terminado el año en recesión, aunque los datos del conjunto de Europa no dan para muchas alegrías: creció un 0,1% en el cuarto trimestre, a pesar de que el PIB europeo se contrajo un 4% para el conjunto del año.

La apertura bajista de Estados Unidos tampoco contribuyó a incentivar las compras. Además, la noticia de que los bancos chinos tendrán que elevar sus reservas para evitar un sobrecalentamiento de la economía china inyectó nuevo pesimismo.

Mientras, en el mercado español, la caída de Santander (-1,58%) fue el mayor lastre para el índice. El BBVA también cotizó en rojo al perder el 0,48%. Telefónica solamente recortó el 0,15%, en línea con Repsol, que se dejó el 0,18%. Entre los grandes, solo la compañía eléctrica Iberdrola --cerró sin cambios--, se desmarcó del signo negativo.