De París a Rennes, pasando por Lille, Toulouse, Marsella y Burdeos, hasta en un total de 140 ciudades, los franceses se echaron a la calle ayer para protestar contra la reforma de la semana de 35 horas que se discute en el Parlamento y para reclamar, además, un aumento de salarios. Más de 500.000 personas según los sindicatos (310.000, según la policía) expresaron su rechazo al proyecto gubernamental de flexibilizar el tiempo de trabajo semanal, reducido a 35 horas por el Gobierno socialista de Lionel Jospin.

La protesta organizada por los sindicatos, unidos excepcionalmente para la ocasión, recibió el apoyo de todos los partidos de izquierda y especialmente del partido socialista, que la considera la reforma de referencia de su acción gubernamental entre 1997 y 2002. Numerosos trabajadores del sector privado apoyaron la protesta y defendieron la actual organización del trabajo.

La nueva ley que ha de adoptarse el próximo martes debería permitir a "los trabajadores que lo deseen" hacer más de las 35 horas legales, 220 extras en lugar de las 180 horas autorizadas hasta ahora.

POLITICA SOCIAL "Aumentemos los salarios, no los horarios", era el principal lema de la movilización como respuesta al de la reforma, que es "trabajar más para ganar más". La manifestación de París reunió a 80.000 personas, según los cálculos de los organizadores. La protesta estuvo dirigida en realidad contra toda la política social que lleva a cabo el Gobierno de Jean Pierre Raffarin y los participantes en la misma reclamaron "más empleo y más poder adquisitivo".

Raffarin, por su parte, desmintió la "crispación" con las fuerzas sociales y calificó la movilización como parte del "diálogo social". La achacó en parte a la implicación de los socialistas, que defienden una ley considerada el símbolo de su último Gobierno. "No defendemos una ley de la izquierda, sino una conquista social de todos los trabajadores", respondió el primer secretario del PS, Fran§ois Hollande, que abrió el cortejo de la manifestación organizada en Rennes y que reclama la retirada pura y simple de la reforma.

BARONES SOCIALISTAS, A FAVOR La exministra de Trabajo socialista Martine Aubry, promotora de las 35 horas, contó con el apoyo de los barones socialistas Dominique Strauss-Kahn y Jack Lang, que defendieron "la conquista social" de las 35 horas por las calles de la localidad de Lille, donde es actualmente alcaldesa Aubry y donde protestaron 15.000 personas.