Quízá no es el final del túnel para la economía española, pero es un primer paso para empezar la recuperación. El último informe del FMI sobre previsiones económicas apunta a una clara mejora de la situación internacional, con un crecimiento del 4,2% para este año, pero un ritmo de recuperación todavía leve en Europa, con un alza del 1% para este año. En esa recuperación mundial, España participa de lejos. Según los economistas del organismo internacional, España registrará este año una caída del producto interior bruto (PIB) del 0,4%, lo que supone una mejora con respecto a la anterior previsión de enero, que era del -0,6%.

Los datos mantienen a España en el furgón de cola de la recuperación económica mundial, aunque acercan los datos a los anunciados por el Gobierno español y permiten un cierto margen de optimismo. A ese planteamiento se ha abonado la vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado, que ha destacado hoy la mejora de los datos de exportaciones. La creciente internacionalización de la economía española hace que de la recuperación internacional se derive en el futuro el ansiado crecimiento español y la posterior recuperación del empleo.

El FMI cree que la tasa de paro será en el conjunto de este año del 19,4%, una previsión que mejora la que hizo en septiembre pasado (un 20,2%), aunque sea aún algo peor que la del Gobierno, que es del 19%.

Para el año que viene el FMI cree que la tasa de desempleo será del 18,7%, tres décimas por encima de lo que calcula el Ejecutivo.

DISTINTOS RITMOS

"La recuperación mundial ha sido más fuerte que lo esperado, y la actividad está repuntando a distintos ritmos: con debilidad en muchas economías avanzadas, pero con más fuerza en la mayoría de las emergentes", según explica el FMI en su informe Perspectivas Económicas Mundiales.

El crecimiento mundial se muestra de manera poco uniforme a escala mundial. Los que los economistan denominan crecimiento a distintas velocidades se expresa en una indudable foco de dinamismo en Asia, gracias a la vuelta a los dos dígitos de China, que crecerá un 10% este año, y a India, con un 8,8%. También sorprende Brasil, con un fuerte tirón y ocho décimas más de lo previsto para este año, con un alza del 5,5%.

Mientras, Europa crece el 1% y Japón el 1,9%, Estados Unidos apunta a un crecimiiento del 3,1%. La esperanza de que España se sume al carro de la recuperación de la mano de las grandes potencias económicas y de los socios del entorno está fundamentada.

INCERTIDUMBRES

Pese a esta inyección de optimismo del FMI, se mantienen incertidumbres que pueden malograr las previsiones. La inquietud de los mercados ante la falta de capacidad de Grecia para pagar su deuda podría transformarse en un lastre para la recuperación. Portugal también está en el punto de mira como uno de los países con una posición económica débil.

En este contexto, el FMI sigue sin modificar sus tradicionales recetas para el crecimiento, que tan poco éxito han tenido en la mayor parte de los países. Los tipos de interés se mantendrán bajos en los países avanzados hasta que las cifras de crecimiento no se aproximen al 3%. Las medidas para controlar el déficit son las estrellas de cualquier política económica en estos momentos.

En buena medida, las empresas quieren aprovechar la última ola de la crisis para soltar lastre, ajustar plantillas, optimizar inversiones y aprovechar para reducir costes laborales de cara a una futura etapa de crecimiento.