Los mercados han valorado la situación: han puesto un precio a los activos financieros, las bolsas han ajustados sus índices más de un 30%, los inversores en deuda pública y los bonos privados se están empezando a asustar seriamente por la previsible situación fiscal de los estados después de la crisis y por la situación financiera de las empresas, sobre todo aquellas de mayor riesgo y exposición. Este análisis que realiza Enrique García Palacios, consejero delegado de GVC Gaesco no pasa por alto una nueva crisis de deuda soberana en Europa como ya ocurrió durante en el 2010, aquella que familiarizó a los no iniciados en los mercados con la prima de riesgo.

La reunión del Consejo Europeo de este jueves, o mejor dicho, la falta de un acuerdo manifestada en ese encuentro, vuelve a poner en el disparadero a la deuda pública de los estados periféricos acentuando las discrepancias entre las dos Europas. Diferencias que se ponen de manifiesto en la evolución de la primera de riesgo el diferencial que tiene que pagar los inversores por comprar deuda del resto de estados con respecto al bono alemán a 10 años-- de los diferentes países del euro. Mientras que la rentabilidad del bono germano se sitúa en 0,481, con una caída de 23%, en el otro lado de la balanza, la prima de riesgo italiana ha alcanzado esta jornada los 180,1 puntos con un ascenso del 15,2%. Aun no alcanza a la deuda griega, cuyo diferencial es de 203,1 puntos, aunque la subida es menor, 5,62%. El bono español representa una diferencia de 100,7 puntos básicos, tras subir un 13,2%.

ABANDONAR LÍMITES

El BCE anunció el jueves que abandona los límites autoimpuestos de compra de deuda, de manera que podrá ayudar más a quien más lo necesite, por ejemplo a Grecia o Italia. Ese anuncio valió el jueves para que las primas de riesgo se relajaran en un primer momento y disiparan la posibilidad de una nueva crisis de la renta fija, algo que echó por tierra más tarde la reunión del Consejo de Europa, como evidencia la evolución de la renta fija esta jornada, así como los mercados de renta variable, que han cerrado la semana con pérdidas ante la falta de nuevos estímulos. 'Los principales 'parquets' continentales han concluido con pérdidas por encima del 3,5%.

Aunque para la mayoría de los analistas esta crisis es temporal, nadie es capaz de predecir su alcance, razón por la que no pasa por alto la posibilidad de un nuevo cisma institucional europeo ante las dificultades para encontrar mecanismos de actuación común. Las reticencias del norte a la emisión de eurobonos acentúan esas diferencias. Pero la situación del mercado no es la misma que en el 2010: "Hay un soporte fuerte en el mercado de bonos. Si algo se ha aprendido de la crisis anterior es que no se puede dejar que se ponga en duda la viabilidad de un país y el BCE ha estado rápido con el anuncio de ese bazoca financiero", ha explicado César Ozaeta, gestor de fondos de Abante.

PROGRAMA DE COMPRA

La reunión del consejo de Gobierno del BCE celebrada el 18 de marzo condujo a un nuevo programa de compras de emergencia para casos de pandemia, un plan de 750.000 millones de euros (6,3% del PIB). Ese programa financiará la compra de bonos del gobierno y de empresas modificando el programa de compra de activos existente, hasta el final de la crisis del Covid-19, que no incluía flexibilidad. Es decir que el BCE tenía que comprar bonos de los estados por igual. Ese corsé fue levantado el jueves.

La duda que manejan los mercados en esta situación es si se incluye el programa los eurobonos. Italia, Grecia, España son los países que más los reclaman y los que puede resultar más beneficiados por su instaruación. La falta de acuerdo del Consejo Europeo perjudica sus expectativas, como prueba la evolución de los bonos a 10 años esta jornada. Y aun así, reflejan cierta estabilidad. "Creo que algo acabará saliendo, o eurobonos o cualquier otro instrumento, pero no habrá una gran ampliación de las primas de riesgo. Si hace falta hacer más, el BCE actuará", defiende Ozaeta.