Ni cancillera del no ni bloqueo de la ayuda a Grecia. Angela Merkel quiso poner de manifiesto ayer que su Gobierno no ha pretendido en ningún momento echarse atrás en el compromiso de rescatar la economía griega por el bien del euro: "Ya lo dejamos claro en febrero y lo repito otra vez. Si la estabilidad de la zona euro está en peligro todos los países miembros --incluido Alemania, por supuesto-- están obligados a salvaguardar esa estabilidad", dijo tras su encuentro con los máximos responsables del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Banco Mundial (BM), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la OCDE.

La cancillera quiso remarcar, sin embargo, la misma idea en la que lleva semanas insistiendo, que la liberación de la ayuda alemana irá unida a la presentación del programa que el FMI negocia estos días con Atenas y que en ese programa debe quedar claro que Grecia está dispuesta a hacer sacrificios por su recuperación a largo plazo.

ELECCIONES REGIONALES "Debemos asegurarnos de que estamos ante una solución realizable y a largo plazo, no cualquier medida que tranquilice la situación por un par de meses y vuelva a fracasar en seguida". Con estas palabras Merkel tranquilizaba ayer ligeramente a los europeos aunque sin ceder en su postura. Muchos han achacado su resistencia a su intención de retrasar una decisión sobre Grecia hasta después de las elecciones regionales del 9 de mayo.

Sin embargo, como confirmaba ayer el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, el Ejecutivo alemán no ha dejado de trabajar en la propuesta de un plan de ayudas alemán que debería ser aprobado el lunes en el Consejo de Ministros y ratificado por el Parlamento antes del 7 de mayo, siempre --una vez más-- que el plan del FMI esté sobre la mesa y cumpla con las expectativas de la cancillera.

Sin estrategias políticas de fondo solo queda pensar que Merkel solo ha pretendido presionar tanto al FMI como a sus colegas europeos para que las ayudas a Grecia no se concedan precipitadamente y se ajusten realmente a estrictas condiciones que impliquen compromisos de los griegos a largo plazo.

Si eso implica o no un aumento de las ayudas incluso hasta los 120.000 millones de euros de los que se hablaba ayer no parece preocupar a la cancillera: "Hablemos de las cifras cuando el programa esté cerrado", dijo.