En 30 años trabajando en Wall Street, John Thain, nombrado en diciembre consejero delegado de Merrill Lynch, "no había visto un trimestre tan duro" como el que ha vivido entre enero y marzo de este año. El banco de inversiones presentó ayer las cuentas de ese periodo y la dureza de la que hablaba Thain latía en cifras y consecuencias: ajustes contables a la baja por valor de 4.000 millones de euros; pérdidas netas de más de 1.200 millones de euros y el anuncio de un recorte de casi el 10% de la plantilla (2.900 empleados que se suman a los 1.100 ya despedidos).

Los ingresos netos entre enero y marzo, incluyendo intereses y dividendos, se quedaron en poco más de 1.800 millones, un descenso del 69% respecto al año pasado. Y las pérdidas netas de más de 1.200 millones contrastan con los resultados en el mismo trimestre del 2007, cuando el banco tuvo unos beneficios netos de más de 1.300 millones de euros.

Como en los anteriores trimestres, Merrill Lynch ha llegado a esos resultados arrastrada por los ajustes de valor a la baja de los productos financieros apoyados en hipotecas que, debido a la crisis de la vivienda, están perdiendo continuamente su valor.

Los resultados suponen el tercer trimestre consecutivo del banco de inversión en números rojos, la peor secuencia de resultados de la entidad en 94 años de historia. Desde que llegó a Merrill Lynch, Thain ha tratado de reflotar la entidad apostando por inversiones en mercados emergentes y recortes de gastos. En esa apuesta se enmarcan los 4.000 despidos, que permitirán ahorrar al banco algo más de 500 millones de euros anuales.