En plena tormenta bursátil en Nueva York y caídas en los mercados europeos, la inmobiliaria Metrovacesa salió ayer a cotizar en la bolsa española, en el que supone el primer estreno del año. La inmobiliaria debutó con una caída del 7% en su regreso al parquet cinco años después de ser excluida de la bolsa. No obstante, al cierre de la sesión logró mitigar las pérdidas hasta el 3,03% (hasta los 16 euros), lo que supone una capitalización cercana a los 2.300 millones de euros, frente al precio de salida de 16,5 euros.

Metrovacesa ha comenzado a cotizar con un paquete de 39,13 millones de acciones, representativas de 25,8% de su capital. La inmobiliaria se ha reservado otros 3,91 millones de títulos, equivalentes al 2,5% del accionariado, para repartir entre las entidades colocadoras que lo demanden.

La compañía, que tuvo que reducir la banda orientativa de precios por la baja demanda durante la prospección de venta de la oferta, vuelve a la bolsa tras una profunda reestructuración por la que pasó a manos de sus acreedores, Santander y BBVA. La inmobiliaria cuenta con la mayor cartera de suelo para desarrollar pisos en España, pero gran parte del mismo -casi un 40%- es terreno sin calificación urbanística que necesita varios años para obtener los permisos necesarios para su desarrollo.

La evolución del valor no se diferenció mucho de algunos de los análisis realizados por las casas de bolsa. Bankinter apuntaba antes de la salida: «Nuestra recomendación, ya expresada, es no comprar las acciones en el mercado y mantenerse a la espera, ya que consideramos que la cotización sufrirá (en la jornada de ayer) una caída de en torno al 5%». Para los analistas, la valoración en la salida parecía «excesivamente generosa para una compañía que aún presenta una cuenta de resultados incipiente».