El grupo inmobiliario Metrovacesa fue ayer troceado en tres partes para zanjar la disputa que enfrentaba a sus principales accionistas. El presidente, Joaquín Rivero, y su socio, el empresario valenciano Juan Bautista Soler, llegaron a un acuerdo con la familia Sanahuja para repartir el conglomerado de activos de Francia y España.

Hasta los responsables de la empresa reconocían ayer que "la operación es sumamente compleja" pero se alegraron de que se cierre de forma definitiva la guerra entre Rivero y la familia de Roman Sanahuja, que durante un año ha intentado infructuosamente hacerse con el control de la compañía.

Por un lado, Rivero y Soler --que controlan el 33,15% del grupo-- se quedarán con Gecina, el negocio del alquiler de inmuebles en Francia y la empresa con más activos del grupo. Además agruparán algunos activos de Metrovacesa en España como las oficinas en alquiler. Por otro, la familia Sanahuja, propietaria del 39,62% del grupo inmobiliario, se quedará con el patrimonio de Metrovacesa en España y será compensada con algunos negocios de Gecina en Francia.

La compañía, que prevé declarar un beneficio de 1.000 millones de euros del ejercicio del 2006, compró Gecina en marzo del 2005 a través de una opa y controla el 68,55% de su capital social. Gecina cerró el pasado año con un resultado neto de 1.778,6 millones de euros, el 173,7% más que el año anterior.

Por su parte Rivero y Soler crearán una nueva empresa aportando los tres microproyectos de Metrovacesa en España que han sido cedidos por Sanahuja. Además, no descartan sacar esta sociedad a bolsa, según fuentes del grupo.

Aunque el presidente del grupo pase a controlar el jugoso negocio que Metrovacesa tiene en Francia, su idea nunca ha sido dejar España. Así, pretende comenzar de nuevo en el país con proyectos de un valor estimado en 450 millones de euros.