Lejos de la imagen lúgubre de la casa de empeños, los montes de piedad de las cajas de ahorros han comenzado a prestar nuevos servicios y a adaptarse a nuevos tipos de clientes. Todo ello en torno a lo que, desde hace 300 años, es su actividad esencial: la concesión de créditos pignoraticios, préstamos que ofrecen como garantía una prenda --sobre todo, joyas o arte-- que se recupera cuando se amortiza el capital.

El Monte de Piedad de la Caja Madrid, el más activo de todos, se ha volcado hacia la inmigración (el 60% de sus nuevos clientes son inmigrantes). El de Bancaja se ha especializado en el mercado del arte. El monte de La Caixa ha desarrollado un sistema de subasta a través de internet y de los cajeros automáticos. La Kutxa ha desarrollado Servikutxa Joyas, con pujas a través de internet.

CREDITOS DE 400 EUROS

Los montes mantienen vivos 400.000 préstamos, por un total de 163 millones de euros (27.120 millones de pesetas). El importe medio de estos créditos es muy bajo, --unos 400 euros, 66.600 pesetas--, a un plazo medio de 12 meses, a un tipo de interés medio del 4,5%, y todos ellos están avalados con algún tipo de prenda. En el 90% de los casos, el préstamo se amortiza antes de plazo y se rescata la prenda.

En la XIII Asamblea de Montes de Piedad de octubre en Sevilla se acordó difundir dentro de las propias cajas de ahorro la función de estas organizaciones. "La actividad de los montes permite prestar dinero a personas que, por su bajo nivel de ingresos, quedan fuera de los circuitos financieros habituales", explica Javier Ubeda, secretario del comité nacional de los montes.

Según un informe presentado por el Monte de Piedad de la Caja Madrid en Sevilla, de sus 60.000 clientes, 17.587 son inmigrantes (el 30%). El perfil medio es el de mujeres, de 25 a 40 años, que contraen una deuda de unos 488 euros (unas 80.000 pesetas). "Los montes de piedad son la puerta de entrada o primera vía de los servicios financieros que utilizan estos colectivos", subraya el informe de la propia entidad.

"La mayoría de los inmigrantes vienen con lo puesto", explica Javier Ubeda. En el caso de los extranjeros procedentes del norte de Africa, es frecuente dar el empeño de la dote de la boda. "Estas prendas casi nunca llegan a subastarse. Se rescatan rápidamente, pues tienen un alto valor sentimental". El préstamo sirve para cubrir la fianza del alquiler, comprar útiles de trabajo, etcétera.

Las prendas que no se rescatan se subastan. En el 2002 se vendieron 23.870 prendas por valor de 12,3 millones de euros. El importe de los préstamos vinculados a estas prendas era de 8 millones. El resto (4,3 millones) se devolvió a los propietarios de los objetos.

En torno a las subastas, el Monte de Piedad de Bancaja ha montado Bancarte, que, además de realizar las pujas, dispone de una tienda para la venta de piezas, realiza tasaciones, organiza exposiciones monográficas y custodia joyas, explica su director, Miguel Angel Ferrandis. Tiene 30.000 clientes y 40.000 préstamos.