El primer ministro de Italia, Mario Monti, afronta una decisiva semana con varias huelgas convocadas por los principales sindicatos contra su plan de ajuste y en la que el Tesoro italiano pretende subastar un máximo de 10.000 millones de euros en bonos a 1 y 5 años. La apretada agenda que Monti mantiene desde que llegara al poder hace menos de un mes vuelve a dar un giro de tuerca en los próximos días. El primer ministro espera que el martes llegue al pleno de la Cámara de los Diputados (baja) su plan de austeridad de 30.000 millones de euros aprobado en Consejo de Ministros hace ahora una semana.

El Ejecutivo pretende que el Parlamento ratifique esas primeras reformas económicas antes de Navidad, una ardua tarea a tenor de las más de 1.300 enmiendas presentadas en la Cámara Baja, por lo que la hipótesis que cobra más fuerza en las últimas horas es la de que Monti blinde el texto con una cuestión de confianza, mecanismo que permite saltarse el debate de enmiendas. Las comisiones de la Cámara Baja encargadas del plan han estado trabajando todo el fin de semana sobre las enmiendas, en contacto con el ministro de las Relaciones con el Parlamento, Piero Giarda, para acordar los cambios que se aplicarán al texto.

De esos cambios está pendiente tanto la clase política como los sindicatos, quienes esperan reformas más "equitativas", a lo que podría contribuir que se congelaran solo las pensiones a partir de los 1.400 euros mensuales (frente al mínimo previsto de 960 euros), o una reducción del impuesto de bienes inmuebles sobre la primera vivienda dependiendo de los integrantes del núcleo familiar. Lo que se da ya por seguro es que será modificado el apartado 7 del artículo 23 del plan, en el que el Gobierno amenazaba con actuar de "urgencia" si los parlamentarios no se rebajaban el sueldo antes de que acabara 2011, algo que se aplazará previsiblemente al próximo marzo y sobre lo que decidirán solo los diputados y senadores.

Para hablar de esos posibles cambios, que obligarían a Monti a tener que sacar 5.000 millones de euros de otras partidas, el primer ministro ha convocado esta noche para un "encuentro informal" en Roma a los sindicatos, a quienes intentará convencer de que cancelen el paro de 3 horas convocado para mañana contra su plan de ajuste. La líder del sindicato mayoritario CGIL, Susanna Camusso, ha asegurado en las últimas horas que la revocación de la huelga, en la que por primera vez en 6 años participan juntas las principales asociaciones de trabajadores, es muy difícil y que para ello Monti tendría que darles "respuestas" a sus exigencias.

La semana de huelgas empieza mañana con el paro general de las 3 últimas horas de cada turno de trabajo, que será de 8 horas en el caso de los trabajadores de la metalurgia, llamados a la huelga contra el plan de ajuste, pero también contra la decisión del gigante del motor Fiat de anular todos sus convenios en las plantas de Italia a partir de enero. Además, el colectivo de tipógrafos ha llamado a la huelga durante toda la jornada, lo que pone en riesgo que los periódicos salgan a la venta el martes, mientras que el jueves y el viernes le toca el turno a los transportes públicos, en su habitual cita de cada mes con los paros laborales para reivindicar mejores condiciones.

El viernes los trabajadores de la banca también están llamados a la huelga y el lunes día 19 los funcionarios, dos colectivos que han tenido que retrasar sus paros laborales debido al mayor tiempo de aviso previo que tienen que dar. El Tesoro italiano subastará además mañana 7.000 millones de euros en bonos BOT a 12 meses en una nueva jornada sin comisiones por el llamado "BTP day", mientras que el miércoles hará lo propio con títulos BTP a 5 años por valor de entre 2.000 y 3.000 millones de euros.