Después de haber degradado a bono basura la deuda pública de Portugal, y ajena a las críticas que por ello le ha lanzado la Comisión Europea, la agencia Moody's ha rebajado este jueves en tres y cuatro escalones la calificación de la deuda de cuatro bancos portugueses como consecuencia precisamente del recorte sufrido por la solvencia financiera del país luso. Moody's ha justificado la rebaja con el argumento de que las cuatro entidades afectadas están expuestas a los problemas económicos del Estado portugués, cuya calificación redujo a su vez por el "creciente riesgo" de que incumpla la reducción prevista del déficit y tenga que pedir más ayuda. Así, la agencia de rating ha bajado cuatro escalones la nota de la deuda, garantizada por el Estado, del Banco Comercial Portugués (BCP) y el Banco Internacional de Funchal (Banif), para situarla en Ba2 con perspectiva negativa, el mismo nivel con el que catalogó hace poco más de 24 horas a la República de Portugal. Además ha reducido tres niveles la nota del mayor banco luso, la estatal Caixa Geral de Depositos (CGD), y la del Banco Espirito Santo (BES), hasta Ba1, también de activo basura pero un escalón por encima de la nota del país, aunque los mantiene en vigilancia para otro posible recorte. Hasta ahora las cuatro entidades financieras afectadas tenían la nota Baa1, pero han pasado a contar con una calificación considerada de gran peligro de insolvencia y desaconsejable para los inversores que perjudicará, como en el caso del Estado portugués, su acceso al crédito y sus operaciones financieras. Los únicos grandes bancos portugueses que no han sido incluidos en las calificaciones a la baja de Moody's son el Banco Portugués de Inversión (BPI) y el Santander Totta, propiedad de la entidad española Santander.