Montse Balada ha visto escenas estas últimas semanas, como la gran mayoría de personas, que hasta hace poco no hubiera imaginado. Lo hace desde detrás de una mampara de plástico, al otro lado de la cola de un supermercado de Nou Barris y por cerca de 1.200 euros mensuales. Balada lleva 22 años trabajando de cajera en un establecimiento de la cadena Bon Preu en el paso Valldaura de Barcelona y estos días marcados por la pandemia vive de primera mano las compras entre mascarillas, guantes y geles desinfectantes. "Otros años para Semana Santa o Navidades veías estampas un poco locas, pero lo de estos días Ha habido veces que parecía que se acababa el mundo", cuenta.

A Balada la conocen más en Nou Barris que en Hospital de Sant Pau, donde reside desde hace años. Algunos vecinos la saludan y le dan ánimos cuando pasan a comprar por esa trinchera que defiende cada día esta cajera. También los hay que no contienen el nerviosismo y no acaban respetando las distancias de seguridad o cumpliendo con el protocolo de guantes y mascarilla. "Yo lo llevo bien, con optimismo; aunque algunos parece que no piensan en que nosotros también tenemos familia y gente a la que podemos contagiar", explica. Entre las conversaciones que mantiene Balada con sus compañeros de trabajo surge la inquietud por esa exposición; una carga que Bon Preu ha premiado con un plus de 200 euros. "Mucha gente se empieza a dar cuenta de que hacemos un servicio fundamental. Que, por otro lado, hasta ahora no ha estado suficientemente valorado. A ver si dura", reflexiona.