Según el último Boletín de jóvenes y mercado de trabajo presentado por el Observatori del Treball de la Generalitat, son más las mujeres jóvenes que trabajan que los hombres jóvenes que lo hacen en la franja de 16 a 29 años. El informe, además, presenta otros hallazgos significativos, como que en Catalunya en el 2017 se registró la tasa de paro juvenil (21%) más baja desde el año 2008 o que el 89% de los contratos que firman los jóvenes son temporales.

Por primera vez desde el 2015 hay más mujeres ocupadas entre los 16 y los 29 años que hombres en la misma franja de edad. Aunque el margen es muy estrecho: trabajan el 48,3% de mujeres jóvenes, por el 47,8% de hombres que lo hacen antes de cumplir los 30. Para la coordinadora nacional de Acció Jove, colectivo juvenil de CCOO de Cataluña, Irene Ortiz, ese hecho guarda una relación “directa con la formación del individuo”, ya que el dato responde al “mayor nivel educativo de las mujeres”. Además, añade Ortiz, hay que tener otro factor en cuenta: uno de los sectores laborales más afectado por la crisis fue el industrial, “muy masculinizado”.

La portavoz nacional de Avalot, la facción joven de UGT, Elena Farrero, también hace una lectura en esa misma línea. Farrero recuerda “una realidad estadística”: las mujeres “están más formadas que los hombres”, con lo que es lógico que se adapten mejor a un mercado laboral que exige cada vez más especificidad. La portavoz nacional de Avalot asegura, asimismo, que hay mucha oferta de puestos laborales “enfocados tradicionalmente a las mujeres y muy precarizados”, como los que se pueden encontrar en el sector terciario. Detrás de esta tendencia, considera, se esconde "una sociedad heteropatriarcal que intrínsecamente enseña a las mujeres a valorar menos su trabajo”.

La cifra de paro juvenil más baja desde el 2008

Más allá de la preponderancia femenina en la ocupación joven, el boletín saca a flote otros rasgos menos halagüeños propios de este mercado laboral. Pese a que el paro entre los ciudadanos de 16 a 29 años se sitúa en las cifras más bajas desde el 2008, para la portavoz de Avalot la realidad está lejos de ser la de antes de la crisis. Farrero insiste la pérdida de nivel adquisitivo sufrida por los jóvenes a causa de “un descenso en los sueldos absolutos desde hace 15 años”. Este hecho dificulta “la emancipación y la creación de un proyecto de vida”, sobre todo si se tiene en cuenta el precio “cada vez más elevado” tanto de la vivienda como de los suministros básicos.

De un modo más optimista encaja la cifra la coordinadora de Acció Jove. Irene Ortiz da relevancia al dato sobre todo porque la tasa de paro juvenil “no ha subido pese al aumento de jóvenes en situación activa”. Con lo cual, entiende Ortiz, en el 2017 hubo una “recuperación real” de los puestos de trabajo ocupados por los jóvenes. El tanto negativo en esta reaparición de lugares de ocupación eliminados o desaparecidos durante la crisis está en los niveles de calidad de los mismos, que no se ajustan al “mínimo” exigible, según aclara Ortiz.

La baja calidad de los empleos para los jóvenes está también reflejada en el informe presentado por el Observatori del Treball. Las cifras lo constatan: el 50% de los jóvenes ocupados tienen un empleo temporal y el 27% de éstos trabaja a tiempo parcial. Respecto a los nuevos contratos firmados por los jóvenes en el pasado año, solo el 11% fueron de carácter indefinido, por un 89% de acuerdos temporales, muy similar a la media general. Esos contratos temporales, apunta Elena Farrero, responden en ocasiones a un “fraude de ley”, ya que no solo se dan en sectores afectados de manera clara por la estacionalidad. Ortiz achaca estos niveles de temporalidad al “encasillamiento” de los jóvenes en trabajos “precarios y temporales” surgidos por el concepto de flexibilidad laboral.