Como se esperaba en los mercados, el Comité de Política Monetaria de la Reserva Federal de EEUU (Fed) anunció ayer el recorte de los tipos de interés de EEUU en un cuarto de punto, dejando la tasa federal en un 4,5%. Con esta decisión, la Fed pretende contrarrestar los efectos de las turbulencias del mercado financiero, arrastrado por la crisis de las llamadas hipotecas subprime y la caída del precio de la vivienda, pero deja el dólar cada vez más por debajo del euro, que ayer volvió a marcar otro máximo al cambiarse por 1,4472 dólares.

El objetivo de la Fed con este descenso de los tipos es intentar incentivar el crecimiento económico y aliviar en cierta medida las presiones a las que está sometido el mercado crediticio, castigado por las pérdidas sufridas a causa de las hipotecas sin pagar. Según los analistas, la Fed intenta diseñar un aterrizaje suave de la economía estadounidense para que la crisis inmobiliaria no acarree, como muchos temen, una recesión. "La decisión de hoy, combinada con las políticas adoptadas en septiembre, debería contribuir a prevenir algunos de los efectos negativos de la economía que de lo contrario podrían surgir de las disfunciones de los mercados financieros y ayudar a promover un moderado crecimiento", reza el comunicado de la Fed.

BUENAS NOTICIAS La decisión de ayer coincidió con el anuncio de algunas buenas noticias sobre la salud de la economía estadounidense. Así, el PIB creció entre julio y septiembre un 3,9%, el mayor aumento desde el primer trimestre del 2006, debido en gran medida a la fortaleza de unas exportaciones beneficiadas por el bajo precio del dólar. La confianza de los consumidores también repunta, ya que el consumo creció un 3%. Respecto al empleo, el sector privado de la economía creó 106.000 puestos de trabajo en octubre. Sin embargo, el mercado inmobiliario no levanta la cabeza y, por ejemplo, las ventas de viviendas de segunda mano bajaron en un 8%.

La Fed advierte de que los buenos datos de crecimiento no impedirán que el desarrollo se ralentice para adaptarse a la situación del mercado. La Fed insiste en que no es el crecimiento el único peligro al que se enfrenta la economía estadounidense, sino que también existe riesgo de inflación. Y es que el dólar barato que este último trimestre contribuyó al crecimiento tiene como contrapartida un aumento de los precios de las importaciones y los combustibles, especialmente del barril de petróleo.

Los mercados especulaban ayer con que no está ni mucho menos garantizado que la Reserva Federal continúe a corto plazo con la política de descenso de tipos, ya que, si el dólar sigue en caída libre, los riesgos inflacionistas aumentarán. Si el crecimiento se mantiene, es probable que la Fed decida no arriesgarse a una espiral inflacionista.