Cualquier persona que se topa con un suceso inesperado, sea trágico o dichoso, tiende a aspirar rápidamente a "volver a la normalidad". Pero la normalidad es un concepto voluble y mercurial, que va mutando según tiempos y circunstancias. José Manuel González-Páramo, el más alto ejecutivo español en el Banco Central Europeo, parece tenerlo claro.

El banquero central levantó ayer acta de defunción del "viejo normal" y proclamó que "para sobrevivir al nuevo normal , primero hay que llegar a él". Normal, un concepto tan amplio y objetable que el diccionario de la Real Academia Española necesita cinco acepciones para definirlo. Si tomamos la primera y la segunda, quiere decir que una cosa se halla en su estado natural o sirve de norma o regla.

Pero la tercera apunta que es aquella otra cosa que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano. Debía referirse a esta descripción González-Páramo, en vista del actual absolutismo de los mercados, que dicta el devenir de las economías. En fin, decía también el ejecutivo que la "Gran Normalidad" en que nos hemos instalado --por contraposición a la Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado-- se caracterizará porque habrá más fluctuaciones que en la añorada bonanza precrisis.

La banca, tras un par de jornadas de sufrimiento por el cuestionable plan del Gobierno para acabar de una vez con la cuestión de las cajas, rebotó ayer con fuerza. Pero cuidado, que el nuevo normal también debe ser algo incoherente. La prima de riesgo --diferencia de rentabilidad en la compraventa entre inversores del bono español a diez años y el alemán de referencia, indicador del riesgo de impago percibido por el mercado-- volvió a subir y rozó los 230 puntos básicos. Es decir, que los inversores pueden estar frotándose las manos con las oportunidades de ganar dinero que el Gobierno les ha abierto en el negocio financiero, pero siguen sin fiarse de la economía española. Y como decía ayer el director financiero del Banco Popular, la deuda soberana es el "problema nacional", porque encarece la financiación del país a niveles "absurdos" y puede ahogar el crédito a empresas y familias.

Consideraciones sombrías que de momento no pesan en la bolsa. El Ibex 35 repuntó el 1,48%, hasta los 10.828,7 puntos. En un mes ha recuperado casi la mitad de lo que perdió a lo largo del 2010. La conversión de La Caixa en banco también ayudó. Pero no hay que confiarse.