A apenas nueves días de la entronización de Barack Obama como presidente de EEUU, Europa marca su terreno. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la cancillera alemana, Angela Merkel, hicieron el jueves frente común para lanzar un mensaje de determinación en su voluntad de refundar el capitalismo. Durante la apertura del coloquio que se celebró en París bajo el título Nuevo mundo, nuevo capitalismo, ambos advirtieron --tanto a la nueva Administración norteamericana como a los banqueros-- del riesgo de dejar pasar la oportunidad de cambiar las reglas del juego para alumbrar un sistema económico "más justo".

"En el siglo XXI ya no hay una sola nación que pueda decir lo que hay que hacer y lo que hay que pensar", clamó Sarkozy, al tiempo que expresó su deseo de que Obama no se oponga a la reforma ni intente reproducir los esquemas del pasado situándose por encima de sus interlocutores. "Cuando todo vaya mejor, existe el riesgo de que los mercados financieros nos digan que los políticos debemos apartarnos. Yo me mantendré firme, es imposible que repitamos los errores del pasado, hay que ir más allá de las medidas de urgencia para salir de la crisis", terció Merkel.

El eje franco-alemán aprovechó la ocasión para demostrar que, superadas sus diferencias, jugará a fondo la carta de la unidad, a fin de sacar adelante sus tesis reformadoras frente a toda tentación inmovilista. Con objeto de subrayar su posición de fuerza, el dúo incorporó a Gran Bretaña, con una entusiasta alocución del expremier Tony Blair en favor de un nuevo orden económico adaptado a "la mundialización".

¿Con qué ideas propone Europa cambiar el sistema? La más concreta fue Merkel. La cancillera defendió la creación de un consejo económico equivalente al Consejo de Seguridad de la ONU. A su juicio, debe levantarse una nueva arquitectura económica de la misma manera que, tras la segunda guerra mundial, el mundo se dotó de una nueva arquitectura política. "Los países industrializados debemos comprender que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Esto no puede saldarse sin consecuencias", dijo.

Cumbre de Londres

En este sentido, la mandataria alemana consideró que, si existe una carta de los derechos humanos, debería poder elaborarse también una "carta para una economía sostenible a largo plazo". Lanzó así sus propuestas de cara a la cumbre del G-20 en Londres, el próximo 2 de abril, cuando, según Sarkozy, "deberán tomarse las decisiones".

El del jueves fue un ejercicio para fortalecer el músculo a las puertas de una negociación que se presenta muy complicada a la hora de alcanzar un consenso internacional. Entre otras cosas porque, tal como recordaron los dirigentes europeos, el G-8 está ya obsoleto. Ambos estuvieron de acuerdo en que no se puede abordar la reforma sin contar con China, India, los países suramericanos y los africanos. Nicolas Sarkozy apostó también por establecer un sistema de sanciones que evite que se reproduzca "la especulación con dinero inexistente".

El presidente francés recordó, no obstante, que no se trata de dinamitar el sistema capitalista, sino de "moralizarlo, refundarlo sobre unas reglas simples", para pasar "de un modelo de crecimiento basado en la deuda a uno basado en el esfuerzo del trabajo y el espíritu de empresa". Eso sí, con la insoslayable intervención del Estado.