Los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro estaban divididos anoche sobre la reforma del pacto de estabilidad propuesta por el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes. España se mostró reticente a flexibilizar el pacto, mientras que Italia se mostró crítica con un endurecimiento de las exigencias a los países altamente endeudados, como es su caso.

El comisario presentó en la reunión del Eurogrupo (consejo informal del euro) su propuesta para permitir que los países con las cuentas públicas saneadas puedan registrar un pequeño déficit, siempre que se mantenga suficientemente alejado del techo máximo del 3% del producto interior bruto (PIB). Solbes propugnó introducir el concepto de déficit estructural para medir el equilibrio presupuestario.

DEUDA Y RIGOR

Solbes también defendió que los países con elevada deuda pública adopten un programa riguroso para reducirla a un ritmo acelerado hasta llegar al nivel de referencia del 60% del PIB. Solbes defendió además que se pueda abrir expediente a los países que abandonen el rigor presupuestario en los periodos de bonanza económica.

El vicepresidente económico español, Rodrigo Rato, defendió el pacto de estabilidad como "una herramienta esencial para asegurar el crecimiento económico europeo". Rato indicó que España es "no proclive a flexibilizar" el pacto, aunque podría aceptar que los países sin déficit público puedan registrar una cierta relajación presupuestaria para impulsar la inversión y el empleo.

España, dijo Rato, se opone a introducir nuevos conceptos, como el déficit estructural, porque se basan en cálculos e hipótesis de la Comisión Europea y reducen la transparencia del pacto.