Tras los meses de noviembre, diciembre, enero y febrero -cuando menos turistas llegan a España- en marzo se suele iniciar el respunte hacia los meses de julio y agosto, el culmen de la actividad anual para el turismo, que supone más del 12% del PIB. Este año la tendencia se ha revertido por el cerrojo de fronteras derivado del coronavirus, que inició su desplome en el tercer mes del año -con dos millones de turistas internacionales, un 64,3% menos que en el 2019- y ha tocado suelo en abril, el primer mes de la historia sin turismo.

En abril del 2019 llegaron a España más de 7 millones de viajeros que se gastaron más de 7.000 millones. Unas cifras de las que se ha visto privada España en el cuarto mes del 2020 en el que la entrada de turistas y el gasto se redujo a cero, según expuso ayer en un comunicado el Instituto Nacional de Estadística. Unos registros anunciados, pero no por ello menos dramáticos: entre enero y abril del año pasado los turistas extranjeros se dejaron en España 22.489 millones de euros, mientras este año ese gasto ha caído a la mitad en el mismo periodo, con 11.707 millones.

el mal menor / Mayo se avecina similar (cero turistas) y junio no parece que vaya a ser mucho mejor, quizá con algún movimiento en la última semana, cuando algunas comunidades pasen a la nueva normalidad. El gasto hasta junio del 2019 fue de 40.319 millones, mientras este año podría no alcanzar los 15.000 millones.

El sector tiene el ojo puesto para su vuelta en julio, cuando los turistas extranjeros podrán viajar a España. El objetivo del Ejecutivo es acordar una desescalada turística gradual en la UE; no con acuerdos bilaterales entre países pero sí con aperturas por regiones. Pero todavía no hay concreción sobre este plan. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, instó ayer al Ejecutivo a abrir las fronteras cuanto antes porque países como Grecia, Italia y Portugal «se están quedando con los turistas». Tras meses con el marcador a cero en toda Europa, los primeros en abrir podrían tomar la delantera y marcar la diferencia, sobre todo, después de que España haya sido uno de los países del sur más afectados, tras Italia.

También el vicepresidente de la Junta de Andalucía y consejero de Turismo, Juan Marín, espera novedades antes de julio. Marín reclama al Gobierno que dé «marcha atrás» en la decisión de obligar a los turistas extranjeros a pasar una cuarentena de 14 días. «Le va a costar un poco de trabajo, pero espero noticias en este sentido en la primera quincena de junio» afirmó ayer.

El movimiento ya se empieza a notar. Compañías como Iberia, Vueling, Air Europa o Ryanair han empezado a vender vuelos para julio y agosto. NH prevé abrir este mes 60 hoteles en España y Meliá reactivará sus operaciones «de manera escalonada» desde primeros de julio. También los bares y restaurantes han empezado a abrir de manera generalizada e incluso algunas playas comienzan a recibir visitas.

Los meses del verano vendrán acompañados de un irremediable desplome con cifras que, incluso en la mejor de las previsiones, quedarán muy lejos de los 20,1 millones de turistas que vinieron entre julio y agosto del 2019. Un arranque tardío, pues normalmente los visitantes extranjeros ya han reservado sus estancias; una menor predisposición al gasto por la crisis y el temor de muchas personas a viajar por miedo al contagio provocarán que «ni de broma se registren los niveles de afluencia del año pasado», explicó hace unos días el vicepresidente del lobi turístico Exceltur, José Luis Zoreda. Tampoco el gasto -20.000 millones de euros en dos meses- se podrá recuperar con facilidad.

No todas las comunidades se verán igual de afectadas por la caída del turismo internacional. Los más dependientes -Baleares (91%), Canarias (70%) o Comunidad Valenciana (60%)- serán los más afectados, según Exceltur, mientras otras áreas del norte como Galicia o el interior «quizás no mejoren sus resultados del año pasado pero no tendrán caídas» porque su demanda es sobre todo española y los nacionales no saldrán tanto al extranjero este verano, dice Zoreda.