La recuperación de la economía no solo será un camino lento, sino que también atravesará baches y peajes. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a los 30 países más ricos del planeta, detecta una ralentización del crecimiento para el próximo año acompañada de niveles de deuda y déficit "insostenibles".

Los dirigentes de la organización decidieron ayer avanzar algunos datos del próximo informe sobre la evolución de la economía para que los países miembros del G-20 los tengan sobre el tapete en la reunión que se celebrará el próximo día 12 en Seúl, donde Francia tomará el relevo para hacerse cargo de la presidencia.

REVISION A LA BAJA La OCDE ha revisado a la baja su previsión para el 2011, que el pasado mayo situaba el crecimiento de los países desarrollados en el 2,8% del PIB. De esta manera, mientras este año el PIB subirá entre un 2,5% y un 3%, para el próximo la media se quedará entre el 2% y el 2,5%. El crecimiento recobrará el tono del 2010 en el 2012, pero los tiempos de cantar victoria se encuentran todavía lejos. Las incertidumbres sobre la recuperación persisten y, para el secretario general de la OCDE, Angel Gurría, "la prioridad inmediata es su consolidación".

Una empresa difícil, puesto que debe ir seguida de un equilibrio de las cuentas públicas. Gurría advirtió de que para devolver la deuda a niveles sostenibles los países deberán hacer un "esfuerzo histórico", no solo para tomar las medidas necesarias, sino también para aplicarlas. Entre ellas, mencionó la reducción de la fiscalidad sobre el empleo como única vía para conseguir que los porcentajes de desempleo desciendan y, en consecuencia, la crisis empiece a quedar atrás.