El máximo directivo de General Motors en Europa, Carl-Peter Forster, anunció ayer que el plan de saneamiento de Opel incluye la reducción de unos 3.500 puestos de trabajo y recortes salariales. El sacrificio laboral se añade a la necesidad de una inyección de capital en forma de créditos o participaciones de 3.300 millones de euros hasta el 2014. De forma inmediata, el fabricante automovilístico necesita 955 millones de euros para hacer frente a sus pagos, según el comité de empresa de la planta de Figueruelas (Zaragoza). Los sindicatos europeos apuestan por la segregación de GM Europa de la matriz estadounidense.