El 24 de enero de 1984, un anuncio de publicidad de reminiscencias orwellianas de un minuto, antes de la última parte de la Superbowl, la final de la liga estadounidense de fútbol americano, anticipó lo que sería una auténtica revolución: el primer ordenador personal entendido como máquina de consumo y dirigido a un público masivo. Era el Macintosh, y aunque su precio contradijo su espíritu (2.500 dólares de entonces), ha pasado a la historia como la primera máquina informática pensada para las masas, dotada de una interfaz gráfica en lugar de comandos y lo suficientemente ligera como para ser transportada sin muchos problemas.

Aquel primer Macintosh tenía 128 Kb de memoria RAM y 64 Kb de ROM, una pantalla de nueve pulgadas en blanco y negro, un ratón y una ranura para disquetes flexibles. Y, pese a lo que muchos creen, no fue un invento de Steve Jobs, demasiado concentrado entonces en que su proyecto Lisa funcionara, sino de Jef Raskin, un profesor de informática y programador que empezó a trabajar para Apple tras arruinarse, intentando construir una casa donde le cupiera un órgano. Junto con un par de exalumnos, Bill Atkinson y Andy Hertzfeld, trabajó en el proyecto en una oficina lejos del campus de Apple durante varios meses.

NOMBRE DE MANZANA Raskin concibió la idea de crear un ordenador barato a partir de una arquitectura nueva y tuvo que convencer de ello a Jobs, que estuvo a punto dos veces de cancelar el proyecto, pero que acabó abrazándolo con tanto entusiasmo que despidió a su creador porque le cuestionó su liderazgo. De Raskin proceden las teorías sobre la interfaz gráfica (GUI) e incluso el nombre, que era el de su manzana favorita.

No partían de cero. Además de los dos modelos precedentes de Apple y de Lisa, que había creado Jobs con Steve Wozniak, existía en el mercado desde 1981 Osbourne I, un portátil que pesaba 10 kilos y que servía para muy poco, y el primer IBM PC, con pantalla, torre y teclado, y muy centrado en las empresas. Contra la multinacional, precisamente, fue dirigido el anuncio de Ridley Scott, que acababa de firmar Blade Runner , y que acusaba al gigante azul de ser el Gran hermano que anticipaba Orwell en su 1984 .

Pero Jobs no calibró bien quién era su enemigo. Microsoft, a quien había encargado los programas que debían complementar el lanzamiento del Macintosh, se guardó una carta bajo la mesa, y antes del año acordado en el contrato anunció el lanzamiento de un sistema operativo para PC basado en ventanas al que llamaría Windows.

LA TELE DE XEROX Cuando el iracundo Jobs le recriminó haberle plagiado, la respuesta de Bill Gates fue, según Hertzfeld: "Digamos que fui a robar la tele al vecino rico de Xerox, y cuando entré, me di cuenta de que tú ya te la habías llevado", en alusión al sistema gráfico que había desarrollado Raskin en el PARC de Xerox y que fascinó a Jobs.

Paralelamente al Macintosh surgieron otros ordenadores con voluntad de universalidad, como los Commodore, Amiga y Spectrum, los clónicos del PC y el Next, la máquina que desarrolló Steve Jobs cuando fue despedido de Apple en 1985. Con ella, Tim Berns-Lee escribió el protocolo que permitió la navegación por la incipiente internet.

Las innovaciones se sucedieron, tanto por el aspecto de componentes como en el software , cada vez más potente, y el entorno IBM pasó a convertirse en el estándar y a arrinconar a los Apple. Pero también se avanzó en la conexión entre los ordenadores, que pasaron de estar conectados en red local a vincularse con el mundo gracias primero a las BBS y luego a las páginas web. Apple --con Jobs de vuelta-- volvió a apostar por la innovación con el iMac, el primer ordenador que introdujo los colores en las carcasas y que integraba el acceso a internet.

El siguiente estadio ya fue hacer que ese acceso fuera inalámbrico. Que fuera el centro del hogar digital con propuestas como el mediacenter, que fuera una libreta portátil donde escribir con lápiz como el Tablet PC o que sea lo más móvil posible.

Y cómo próximo reto, la industria planteó que estas máquinas llegaran a toda la humanidad. Para ello se desarrolló el One Laptop per Child, un proyecto que planteó si era posible crear un ordenador más barato y ligero con el que hacer las funciones básicas. Nacía el netbook y la industria asiste aún perpleja a su boom , que ha rebajado la facturación a los fabricantes y ha evidenciado que muchos usuarios no reclaman grandes cosas a un ordenador portátil.