El gobernador del Banco de España irrumpió ayer en el debate que bulle desde hace semanas en el sector financiero sobre si el proceso de fusiones de cajas de ahorro va lo suficientemente rápido. Antes de Navidad, zanjó Miguel Angel Fernández Ordó- ñez, todas las operaciones, tanto las tradicionales como las dispuestas mediante Sistemas Institucionales de Protección (SIP), deberán hacer público su consejo de administración y su nuevo equipo directivo.

Además, las fusiones frías, como también se conoce a los SIP, tendrán que haber constituido los bancos que funcionarán como organismos centrales de la unión en ese plazo. En cierta manera, el gobernador dio así la razón a los bancos, que quieren aprovechar los problemas de las cajas para robarles clientes y negocio y que, en consecuencia, llevan meses criticando que los grupos ayudados compiten con ventaja y todavía no han comenzado a ajustarse.

Eso sí, pese a apremiar las fusiones, Fernández Ordóñez se guardó una pulla para los bancos. "A lo mejor a algunos les gustaría que se vendiesen todos los activos al mismo tiempo y así fueran más baratos, pero las cosas se tienen que hacer con lógica económica", advirtió.

BANCOS, TAMBIEN La idea central que expuso ayer en unas jornadas organizadas por Caja Madrid y El País fue, con todo, que las cajas que han recibido recursos públicos --40 de las 45 participan en 13 procesos de integración, de los cuales ocho han pedido ayudas por 10.581 millones-- deben "cumplir escrupulosamente los calendarios de integración". La reordenación del sector, planteó, es indispensable para que España supere la crisis.

Y no solo la de las cajas. "Incluso aquellas entidades que, al haber acertado con su gestión en el pasado no han necesitado ayudas, también deben reaccionar ante un entorno que cada vez presiona más a la baja los beneficios", mantuvo.

Un claro aviso para todo el sector, que ha acumulado "vulnerabilidades" durante los casi 14 años de expansión económica. Afrontarlas constituye un reto mayor que los nuevos requisitos de capital y regulaciones, que las entidades españolas están en disposición de cumplir.

Fernández Ordóñez también tuvo palabras de alabanza para el Gobierno, al que reconoció el mérito principal de que los mercados hayan mejorado su percepción sobre España desde el pasado julio. Ahora bien, le reclamó que mantenga la "tensión y dirección" de la política económica iniciada tras la crisis de la deuda pública provocada por el marasmo griego. El Parlamento, añadió, debería "apoyar" la austeridad presupuestaria y las reformas estructurales.