Después de la propia Grecia, seguro que ningún país como España recibió ayer con mayor alivio el acuerdo político que a primera hora de la mañana alcanzaron en Berlín la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, sobre el segundo rescate que precisa la deuda griega.

Tras llevar la crisis del euro a un extremo dramático, por las divisiones políticas en la Unión Monetaria Europea, el eje franco-alemán logró ayer expresar un acuerdo que permite evitar la quiebra inmediata de Grecia y concede a los inversores garantías políticas de que no habrá una suspensión de pagos en la zona. Faltan por precisar los detalles técnicos pero, al menos, Merkel y Sarkozy se pusieron ayer de acuerdo en hacer "cuanto sea necesario" y "lo antes posible" para rescatar a Grecia, a través de una fórmula que implique a los inversores, como quería Alemania, pero "de manera voluntaria", como estaba dispuesta a aceptar Francia. Además, la fórmula debe diseñarse "de acuerdo con el Banco Central Europeo".

PAISES CONTAGIADOS El enunciado del acuerdo permite superar el bochornoso enfrentamiento político en el que se habían enzarzado en las últimas semanas las dos principales potencias de la zona euro y el propio BCE con unos mercados financieros, entre los espectadores, que como respuesta se dedicaron a castigar a Grecia y a los países que, como España, se consideran blanco del contagio.

El acuerdo franco-alemán fue recibido como un bálsamo por los mercados. La prima de riesgo española, que el día anterior se había disparado hasta rozar el máximo desde el nacimiento del euro, se moderó. Si el martes la diferencia entre el bono a 10 años español y el alemán supero los 282 puntos básicos, ayer bajó hasta el entorno de los 260. La bolsa, que empezó la sesión perdiendo el 1%, acabó con una subida del 2,18%.

No es que se piense que se ha solucionado el problema. Al menos, hasta que se conozcan los detalles del formato del nuevo rescate que precisa Grecia. Eso podría ser julio. De momento, se prevé que los ministros de Finanzas de la zona euro desbloquearán este domingo la ayuda de 12.000 millones que restan del anterior plan de rescate. Además, se espera que los líderes europeos presten todo su respaldo político al acuerdo franco- alemán en el Consejo Europeo que se celebrará el 23 y el 24 de junio. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, hizo un llamamiento ayer a la responsabilidad de todos para lograr "un amplio apoyo político".

Todos estos avances permitirán, al menos, ganar tiempo, algo esencial para la economía española. "Puede que los problemas vuelvan a repetirse dentro de un año, pero es de esperar que, para entonces, ya hayamos superado la salida a bolsa de las cajas, y que la recuperación económica sea más firme, con un nuevo Gobierno salido de las urnas", resume José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, reiteró ayer que España no está en riesgo.

"LA VERDADERA GUERRA" Al bálsamo de los mercados también contribuyó la formación, por parte del primer ministro griego, Yorgos Papandreu, de un nuevo Consejo de Ministros para encarar los ajustes que la UE y el FMI exigen a la economía griega. "Me voy al Ministerio de Defensa para ir a la verdadera guerra", dijo el nuevo ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, resumiendo la actitud con la que se va a su nuevo cargo.

También se respiró mejor en el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ayer difundió su informe actualizado de Perspectivas Económicas Globales. En el informe se expresa la preocupación del Fondo por la nueva etapa de volatilidad financiera por los retos de Grecia, Portugal e Irlanda. También se ve con incertidumbre la sostenibilidad de la deuda y el riesgo de contagio de los países periféricos (como España) a los que el FMI urge a seguir adoptando las reformas pendientes.

"Hemos entrado en una nueva fase de la crisis: la crisis política", resumió con acierto el asesor financiero del FMI, el español José Viñals, en rueda de prensa en Sao Paulo, para describir las dificultades de Europa y también de EEUU y de Japón para delinear un camino de consolidación fiscal a largo plazo. "No podemos permitirnos tener una economía mundial en la que esas importantes decisiones son pospuestas, porque realmente se está jugando con fuego", dijo.

Con todo, el FMI ha elevado cuatro décimas su previsión de crecimiento de la zona euro para este año, hasta el 2%, tras constatar la fortaleza que cobra el crecimiento en Alemania (el 3,2% este año) y en Francia (el 2,1%). Las previsiones sobre España se mantienen respecto al informe de abril (el 0,8% para este año y el 1,6% el que viene).