Hay señales positivas para la economía mundial, pero la situación sigue incierta, "con riesgos importantes para la estabilidad". Por ello que "hay que seguir sosteniendo la demanda y restablecer el crecimiento", dejando "los mercados libres y abiertos" y sin "proteccionismos de ningún tipo".

Los países del G-8, que suponen el 50% de la economía mundial, reunidos desde ayer en L´Aquila, aprobaron el documento económico final que retrata el estado de la crisis mundial, pero no prevé una salida rápida de la misma.

Otro texto consensuado hace referencia al clima y en el que también se evidencia la impotencia del G-8 frente a las nuevas economías emergentes, las que se han opuesto a una reducción del 50% de las emisiones de CO2 antes del 2050. "Reducir primero drásticamente las vuestras, antes de imponer criterios a los demás", manifestaron las delegaciones de dos países asiáticos. Las decisiones concretas sobre esta cuestión se tomarán este septiembre en una cumbre sobre el clima que se celebrará en Copenhague.

En cuanto a las nuevas reglas para las finanzas mundiales, Giulio Tremonti, ministro italiano de Economía, dijo que el G-8 "ha dado un acelerón enorme", pero los principios que deberán inspirar la normas concretas "necesitarán tiempo".

La impresión que han dado las delegaciones reunidas en la ciudad italiana que el pasado abril sufrió un seísmo es que L´Aquila "constituye una etapa antes de la reunión del G-20, que se reunirá en Pittsburg (EEUU) en diciembre, en la que estarán presentes países que representan el 80% de la economía mundial", según explicó un portavoz.

PREVIA DEL G-20 Además de destacar la "incertidumbre" sobre la situación económica mundial, el documento del G-8 afirma que las medidas de apoyo para frenar la crisis "han tenido impacto sobre las finanzas públicas". Por ello se comprometen a "asegurar la sostenibilidad fiscal a medio plazo", y solicitan al Fondo Monetario Internacional (FMI) que "prepare la estrategia de salida" para cuando la crisis sea superada.

El documento final considera que "no se puede seguir tolerando" la existencia de paraísos fiscales "donde se guardan grandes sumas de capital para evadir el fisco", por lo que se anuncian medidas más rigurosas para dificultar su uso. Una de las hipótesis que se baraja es crear un "escudo fiscal" para facilitar la vuelta de los capitales escondidos a sus países de origen, así como nuevas negociaciones con los paraísos fiscales.

El G-8 destaca su preocupación por el empleo, el impacto de la crisis y la necesidad de situar a "la persona" en el centro de los problemas causados por la misma. En el documento dedicado a Africa, se comprometen a que "la globalización sea sostenible e incluyente".