Que la recesión desencadenada por el parón económico a raíz de la irrupción del covid-19 se cebará especialmente con los países del sur no es nuevo. Las previsiones económicas de primavera ya apuntaban hace dos meses a un descalabro brutal de la actividad pero el mazazo, según los últimos datos de Bruselas, será mayor. Italia se contraerá un 11,2%, España un 10,6%, Portugal un 9,8% y Grecia un 9%. Cifras que nutren de argumentos y razones a estos países, y que se conocen en el momento justo, a menos de diez días de la negociación del nuevo marco financiero plurianual de la UE y del plan de recuperación de 750.000 millones que sigue dividiendo a los países frugales del norte con los del sur.

Los países del Sur quieren un acuerdo urgentemente, antes de que termine julio, basado en la propuesta de la Comisión Europea, y sin condiciones adicionales.

Es el mensaje que han lanzado desde Madrid, Lisboa, Roma y Atenas sus máximos representantes en los últimos días. En solitario o conjuntamente tras reuniones bilaterales y encuentros que han multiplicado para ofrecer un frente común en la que sin duda es la negociación más difícil a la que se enfrentan cada siete años los gobiernos europeos y que se ha complicado todavía más por la profunda recesión provocada por la pandemia y la pérdida de uno de los contribuyentes netos como es el Reino Unido.