El mal dato de paro en EEUU --la tasa se situó en el nivel más elevado desde 1983-- lastró Wall Street y agravó las caídas a este lado del Atlántico. El Ibex se desmarcó de sus homólogas europeas, que registraron un descenso más acusado, salvo Fráncfort, y moderó ligeramente la caída hacia el cierre. El selectivo español perdió el 0,18% y acabó la semana con un repunte del 4,5% --hasta los 8.319 puntos--, la segunda mejor del año. Ayer se movió sin estridencias y con un volumen de contratación lo suficientemente discreto como para descartar males mayores. Termina la semana comodísimo por encima de los 8.000 puntos después de encajar su tercer descenso en 19 sesiones. No está mal, pero parece el momento de recomponerse antes de nuevos movimientos.

Otra cosa es que el escenario permita pensar que la tendencia puede continuar mucho tiempo. El mercado está, según el consenso de los analistas, en un rally que se produce dentro de una tendencia bajista. Por ello, una vez corregido el exceso de sobreventa y cerradas las posiciones cortas de quienes ya no aguantaban más el nivel de riesgo --cuanto más bajan los valores, más peligro hay de que se produzca un repunte--, ahora toca volver a examinar el terreno.

Por lo que se refiere a la última jornada, el comportamiento irregular de los grandes valores fue el responsable en gran medida de la bajada. El BBVA subió el 1,15%, mientras que el Santander y Repsol cerraron casi planos. Iberdrola mejoró el 0,18%, mientras que Telefónica bajó el 1,37%.

La mayor caída fue para REE que perdió el 3,44% en una sesión en la que se negociaron cerca de 3.500 millones de euros. Las mayores subidas fueron para Acerinox, OHL y Gamesa que repuntaron el 6,88%, el 6,01% y el 5,08%, respectivamente. En el continuo, Española del Zinc con un avance próximo al 12% fue el mejor valor del mercado. En negativo, Ercros y Bodegas Riojanas, el 7% y el 6%, respectivamente. Urbas y Viscofan perdieron cerca del 5%.