Mientras aumenta a diario el número de ciudadanos que no pueden comprar un piso en España, por el alza imparable de los precios de la vivienda, también se incrementa la cifra de millonarios gracias a la compra y venta de este bien tan necesario. Los intereses de los dos grupos son contrapuestos. Al primero, poco poderoso, le interesa que se contengan los precios. A los nuevos ricos, lo contrario. En medio queda la Constitución, que fija como un derecho de todos los españoles el acceso a una vivienda.

*Periodista.