Parcas, en la mitología romana, o Moiras en la griega. Tres mujeres que simbolizaban el destino: una hilaba la hebra de la vida de cada humano o dios, otra la tensaba y medía, y la tercera la cortaba, decidiendo el momento y modo de su muerte. Goya las pintó como unas brujas monstruosas que flotaban sobre un paisaje devastado...

No parece osado evocar su recuerdo al pensar en las tres agencias de calificación crediticia omnipotentes. En lugar de hilos, manejan notas y percepciones de riesgo de impago. Y en vez de varas de medir y tijeras, blanden amenazas de rebajas de la calificación, casi siempre autocumplidas.

Ayer le tocó el turno de sembrar el pánico a la firma fundada por el señor Taciturno, que es lo que viene a significar Moody´s en español. Al igual que hizo en la víspera su competidora Normal y Pobre (Standard & Poor´s) con Bélgica, la agencia amenazó a España con rebajarle el rating. No hizo falta más para volatilizar la reciente y frágil mejora.

La diferencia entre el bono español a diez años y el alemán de referencia sufrió una subida de tensión que le llevó a superar los 260 puntos básicos, desde los 248 del cierre de ayer, aunque luego bajó hasta el entorno de los 240 gracias a los nuevos rumores de que el Banco Central Europeo (BCE) estaba comprando deuda española para estabilizar el euro.

La buena apertura de Wall Street, alentada por buenos datos de producción industrial y actividad manufacturera estadounidense, contribuyó a paliar las pérdidas. En el Ibex 35 llegaron a ser de más del 2%, pero al cierre se situaron en el 1,5%, hasta los 10.009,8 puntos.

Poco importa, en cualquier caso. El ruido de fondo sigue siendo ensordecedor. Y no es buen momento, porque el Tesoro tiene que colocar hoy entre 2.000 y 3.000 millones en obligaciones a 10 y 13 años con un interés que, se estima, puede ser el más alto de la última década. Curioso: uno de los argumentos de Moody´s es que a España cada vez le resulta más caro financiarse, pero la amenaza de rebaja de calificación la lanza el día antes de una subasta...

El mercado, sea como fuere, da por descontado que las parcas volverán a bajarle la nota a España. La clave para recuperar la confianza de los inversores son las reformas y la reducción de gastos públicos. Habrá que ver cómo reciben el anticipo de la reforma de las pensiones que ofreció ayer el Congreso.

Esperemos que bien, porque los bancos, que suponen un tercio del selectivo español, volvieron a sufrir ayer de lleno las dudas de los inversores, revividas por la Taciturna.