La asociación de fabricantes españoles de automóviles, Anfac, ha tenido que salir al paso una vez más en defensa del diésel ante las últimas manifestaciones de miembros del Gobierno español. Los mensajes que se están ofreciendo no contribuyen a solucionar ningún problema medioambiental, sino que ofrecen un panorama demoníaco en relación con una energía tan limpia y tecnológica como las otras.

En un comunicado, Anfac reclama al Gobierno que se apunte a la "prudencia, ponderación y diálogo" con el tema del diésel, ya que las manifestaciones políticas en contra de esta tecnología son muy "perjudiciales" para las ventas y para la consolidación y transformación de las plantas españolas.

Desde la asociación recuerdan que las afirmaciones realizadas por distintos ministros no responden ni se ajustan a la realidad actual de esta tecnología. "Los mensajes contrarios generan incertidumbre entre los ciudadanos y debilitan las compras de vehículos diésel nuevos", apuntan. Consideran que con este ataque a este tipo de tecnología no se va a solventar nada.

Es más, creen que por este camino el Gobierno no conseguirá "desarrollar políticas medioambientales de verdadero impacto", actuando con ello más a favor que en contra del envejecimiento del parque automovilístico, y por tanto contra la seguridad. "El problema no es el diésel. Son los coches viejos que circulan por las carreteras", advierte Mario Armero, vicepresidente ejecutivo de Anfac.

Subida no justificada

"Una posible subida de los impuestos al diésel no puede estar justificada, en todo caso por sus emisiones contaminantes", esgrime la asociacion en su comunicado."Los vehículos nuevos con esta tecnología emiten hasta un 84 % menos de NOx y un 90 % menos de partículas que los automóviles de más de 15 años de antigüedad. La constante innovación aplicada a los motores diésel ha hecho que sus límites de NOx y de partículas sean similares a los de un gasolina", señala Anfac. Una verdad como un templo.

El diésel ha perdido seis puntos porcentuales de cuota de mercado en lo que va de año y los vehículos nuevos con estos motores "están disminuyendo drásticamente su valor residual, con el impacto negativo que este descenso tiene tanto en los particulares como en las empresas". Esta circunstancia provoca un incremento de las matriculaciones de coches de gasolina, que tienen mayores emisiones de CO2 que un diésel, lo que dificulta la lucha contra el cambio climático, paradójicamente "una de las metas claves expresadas por el Gobierno".

Rebote hacia el 'made in Spain''

"Estos vaivenes bruscos de la demanda" acabarán impactando directamente en las fábricas productoras de vehículos que se encuentran en España, que ensamblan más de 1,4 millones de vehículos diésel y dos millones de motores al año".

El peligro para nuestras fábricas es real. De cara a los próximos 18 meses las distintas marcas que producen en España han asignado 15 nuevos modelos de los que la mitad vienen con versiones alternativas (híbridos, eléctricos y gas). "Si el mercado sufre distorsiones fuertes de demanda, estos picos impactan en la planificación y producción de las fábricas, lo que afecta a su competitividad para el presente y el futuro", explican desde Anfac.

Por todo ello Anfac ha solicitado al Gobierno un enfoque integral para el sector de la automoción que recoja varios aspectos que aseguren el futuro como una fiscalidad nueva y más verde (pago por uso en vez de por la compra) que fomente la renovación del parque; la armonización de las políticas de movilidad en todo el territorio español; el fomento del vehículo cero y bajas emisiones y el apoyo a las inversiones productivas, tecnológicas y de calado industrial. Del mismo modo señalan que es "imprescindible" poner en marcha los programas Movalt y VEA, y que se dinamice la figura del gestor de carga para estimular la demanda del vehículo alternativo.