La vida es fácil con los ojos cerrados, como cantó John Lennon, y eso es precisamente lo que han hecho estos días los inversores. Nadie quería creer que los dirigentes estadounidenses no fueran a llegar a un acuerdo sobre sus finanzas públicas. Las consecuencias son tan terroríficas que nadie les creía capaces de tal irresponsabilidad. ¿Pero, qué hubiera pasado de hubiera sido así?

Según los expertos, la brutal crisis que se desató en el 2008 tras la caída de Lehman Brothers se habría quedado pequeña... Y «no solo para la economía estadounidense sino para toda la economía mundial», como advirtió Christine Lagarde, directora gerente del FMI.

El cierre del Gobierno federal hubiera sido solo un aperitivo. Y eso que su impacto no es menor. «Si el cierre dura seis días, se estima que el lastre sobre el crecimiento del cuarto trimestre sea del 0,3% intertrimestral», calcula el servicio de estudios de La Caixa.

Techo de deuda

Pero lo que realmente daba miedo era que no se ampliase el techo de deuda. «Además de una caída sin freno del dólar, los tipos de interés de esa divisa se dispararían al alza ante la caída del precio de la deuda pública, que sería vendida en pánico por sus tenedores, desencadenándose con ello las rebajas de calificación crediticias de estos valores por las agencias de rating», apunta Miguel Ángel Rodríguez, de XTB.

«De inmediato, grandes pérdidas se producirían en los balances de los bancos norteamericanos por la subida de los tipos de interés y las caídas de los bonos (títulos de deuda) de los que son también, como es natural, grandes tenedores. El efecto se transmitiría al resto de los sistemas financieros y la crisis del 2008 se quedaría corta en repercusiones si la comparamos con este hipotético escenario», añade el analista.

El impacto, en cualquier caso, no hubiera sido inmediato pero sí muy rápido. El actual techo de deuda se alcanzó en mayo y desde entonces el Tesoro estadounidense ha empleado «medidas extraordinarias» para afrontar los gastos que no cubrían sus ingresos, como reducir la cantidad de deuda pública en manos del fondo de pensiones de los empleados públicos.

Estas medidas, sin embargo, se hubieran agotado a finales de octubre. El secretario del Tesoro, Jack Lew, ha calculado que el Tesoro todavía habría contado entonces con unos 30.000 millones de dólares (algo más de 22.000 millones de euros). «Dado el gran bloque de gastos previsto para el 1 de noviembre (incluyendo la Seguridad Social, el servicio de salud y la paga de los militares), ese es quizás el día más probable en el que se agotaría toda la financiación, en ausencia de un incremento del techo de deuda», advertía Barclays.

Opciones desesperadas

El Gobierno federal, así, se hubiera quedado sin liquidez para pagar las nóminas y mantener los servicios básicos. El banco británico apunta que ello no habría provocado necesariamente una suspensión de pagos de la deuda, ya que se podría haber priorizado el pago de intereses para que las agencias de calificación lo considerasen un retraso en lugar de un incumplimiento, aunque fuera «un reto logístico, además de legalmente cuestionable».

Sin embargo, admite, el impacto en la economía sería muy duro: provocaría una contracción fiscal del 4,2% del PIB. Además, en opinión de Paul Krugman, premio Nobel de Economía del 2008, esta fórmula no hubiera evitado la suspensión de pagos y hubiese tenido «devastadores» efectos económicos y sociales, con lo que se habría desatado una «crisis económica peor que la Gran Recesión del 2007-2009». Como muchos otros, su apuesta era porque, en el peor de los casos, el presidente Obama desoyera al Senado.