No hay duda, si el 2006 fue el año de las inmobiliarias y las eléctricas en la bolsa española, el 2007 se ha iniciado como el de las pequeñas compañías promotoras. Empresas como Cleop, Inbesos, Montebalito y, sobre todo, Astroc acumulan las mayores revalorizaciones del mercado en los últimos tres meses. La lista de ganancias la encabeza la compañía valencia Cleop que preside Carles Turró, con unas ganancias del 151%. Le siguen la catalana Inbesos, que acumula un 120% y la empresa valencia que preside Enrique Bañuelos, Astroc, que se ha revalorizado el 117% en solo un trimestre.

No son casos aislados. Como ellas, la canaria Montebalito e Inmocaral y Riofisa --las dos últimas inmersas en un proceso de opa--, recogen el impacto de la onda expansiva del sector inmobiliario en la bolsa española, toda vez que las grandes firmas han alcanzado precios elevados.

Situación de vértigoPara muchos analistas, la situación es de vértigo. "Hace ya tiempo que no tenemos inmobiliarias en nuestra cartera. La burbuja explotará, como estalló la burbuja tecnológica, y no queremos que a nuestros clientes les coja dentro", comentó Ignacio Pedrosa, directivo de la gestora Bestinver.

Marián Fernández, analista de Inversis, coincide en que cuando son las pequeñas compañías las que toman el relevo "el fin de la burbuja está cerca", pero matiza que ese precepto no siempre es generalizable y que conviene distinguir entre compañías para tomar decisiones de inversión.

En todo caso, es difícil predecir el fin del ciclo alcista en un entorno de tipos relativamente bajos. "Si las inmobiliarias compran otras sociedades que les aportan una rentabilidad anual del 6% y financian esa compra en el mercado al 4%, sin duda salen ganado al tiempo que aumentan su tamaño", explica Alberto Espelosín analista jefe de Ibercaja. Ese entorno favorable incide en la gestión de las propias compañías. "Si una promotora no gana dinero en este momento, mejor será que cambie de sector", plantea Fernández.

Patrón comúnResulta más difícil perder que ganar dinero para esas firmas, que en muchos casos presentan un patrón común: se trata de promotoras que actúan en zonas turísticas del país, en las que el accionariado es familiar o tiene la mayoría un solo accionista que ha visto como su patrimonio se ha multiplicado exponencialmente en poco tiempo. Además, el porcentaje del capital en la bolsa es relativamente pequeño, y cualquier movimiento de acciones tiene gran efecto sobre el valor.

Para algunos analistas, la facilidad con que se puede mover el precio de esas acciones tiene una explicación: "La mayor parte es especulación, no se puede entender de otra manera el movimiento tan acusado", afirma Mariano Sancho, director de renta variable de Riva y García. "No se entiende que una compañía como Astroc, cuyo valor objetivo es de unos 25 euros, cotice a 70", comenta Espelosín. Esa situación refleja que el riesgo existe. "Hay que valorar mucho el binomio rentabilidad-riesgo".

Pero además de las exageraciones del mercado, conviene ver el fenómeno desde el punto de vista de la capacidad de gestión de los directivos de esas firmas que han sabido desarrollar un proyecto empresarial aprovechando la buena situación económica.