Los ahorradores afectados por la quiebra del grupo Parmalat se manifestaron ayer frente a la sede romana del Banco de Italia en protesta por haber perdido su dinero y en demanda de un mayor control público de los mercados financieros para evitar que se produzcan más casos como este.

Varios centenares de personas, congregadas frente al Palacio Kock, en la céntrica Via Nazionale, corearon eslóganes contra los bancos que vendieron los bonos del grupo lácteo italiano sin preocuparse de comprobar su solidez financiera. También reclamaron la dimisión del gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio, y de los responsables de bancos como Capitalia, Intesa y San Paolo, envueltos en el escándalo financiero.

La concentración fue convocada por las principales asociaciones italianas de consumidores, entre ellas Adusbef, Adoc y Federconsumatori. Según el presidente de Adusbef, Elio Lannutti, la crisis del grupo Parmalat elevó a 36.500 millones de euros (más de seis billones de pesetas) las pérdidas sufridas por unos 800.000 accionistas italianos en las quiebras e insolvencias de los dos últimos años.

Además del hundimiento del grupo lácteo, que ha afectado a 120.000 inversores, cerca de medio millón de italianos son poseedores de bonos argentinos y de acciones de Cirio o el banco Bipop, protagonistas de otros escándalos similares.

La policía financiera italiana realizó ayer sendos registros; en la sede milanesa del grupo americano Morgan Stanley, y en la de Nextra, filial de Banca Intesa. La justicia está investigando las transacciones de ambas entidades realizadas con obligaciones emitidas por Parmalat, que ascienden a una cifra de 300 millones de euros (50.000 millones de pesetas).