El barril de petróleo, que el viernes rozó los 107 dólares en el mercado de Nueva York y los 104 en el de Londres, cuesta ya una suma superior a la alcanzada en la crisis económica de los 80, una de las peores que ha vivido el mundo. Los casi 40 dólares del barril en el año 1980, que significaron el mayor precio de la historia y desencadenaron una de las recesiones más profundas de la época moderna, equivalen a 103,35 dólares actuales, una vez ajustada la inflación.

Esa escalada, que se ha pronunciado en los últimos días y casi cuadruplica el precio del barril en el año 2000, ha llevado a los carburantes a cotas récord, en especial el gasóleo. El litro de carburante diésel, el más consumido en España, ha superado ya la barrera de 1,15 euros (191 pesetas), con un incremento del 6% en apenas tres semanas, según datos de redes de gasolineras de la provincia de Barcelona.

En 1980, el gasóleo se vendía en España a 34 pesetas (20,43 céntimos de euro) por litro, una suma que equivale a más de 80 céntimos actuales, por el fuerte repunte que registró el petróleo por la revolución islámica iraní. En los meses siguientes continuó el encarecimiento. Desde entonces, ha subido más del 560%, mucho más que el 380% del conjunto de la inflación, y después de tocar fondo en 1998 con 9,55 dólares (equivalentes a 12,63 dólares actuales).

La crisis hizo cambiar las cosas y el contexto actual es diferente al de 28 años atrás. En primer lugar, el crudo tiene mucho menos peso en la estructura económica de los países desarrollados. En la actualidad, esas economías demandan mucho menos petróleo por cada unidad de producto que generan.

El descenso ha sido especialmente pronunciado en la industria gracias a mejoras técnicas y de eficiencia que han repercutido en unos menores consumos. En EEUU, por ejemplo, se requiere hoy el 25% menos de petróleo que en 1990 para alcanzar un dólar de producción.

MENOS IMPORTACION A su vez la factura energética, que en los años 70 suponía dos tercios de las importaciones de países como España, hoy a duras penas alcanza el 10%, explica el catedrático de Economía de Esade, Francesc Xavier Mena.

Además, durante los últimos años, se han incorporado al conjunto de la oferta nuevos productores que no están en la OPEP, como Rusia o México. El cártel de exportadores, que acuerda niveles de producción (hoy son 29,67 millones de barriles diarios), ha reducido su cuota de ventas en el mercado mundial hasta situarse en un tercio. Llegó a representar casi la mitad.

En todo caso, son las economías pobres y, especialmente las emergentes, como China e India, las que más sufren el encarecimiento de una materia prima tan esencial para su crecimiento, porque cuentan con aparatos productivos mucho más intensivos en consumo de petróleo.

Los analistas atribuyen a la especulación buena parte de la actual escalada de precios. El dinero, incluido el de los grandes fondos de inversiones, fluye hacia las materias primas por el debilitamiento de la economía de EEUU y del dólar. Los expertos prevén descensos a medio plazo. A los niveles actuales, consumidores intensivos como China empezarán a pasarse al carbón, del que es productor; y EEUU, acuciado por la situación económica, empezará a reducir su demanda, afirma Mena.