Cuando las cosas se ven negras, un toque de gris puede parecer parte del arco iris. Y cierta luz emanaba ayer del Departamento de Comercio de Estados Unidos que, al revisar las cifras del producto interior bruto (PIB) del primer trimestre, determinó que bajó a un ritmo del 5,7% anual, por debajo del 6,1% inicialmente estimado el mes pasado, y también del 6,3% de los últimos tres meses del 2008, aunque por encima del 5,5% anticipado por los analistas.

Dos de los elementos claves en la revisión al alza, que alimentó ayer la sensación de una moderación de la recesión, fueron los inventarios y las exportaciones. Los primeros se redujeron unos 65.000 millones de dólares, a un ritmo más lento de lo calculado con anterioridad --un arma de doble filo a largo plazo--. Por otra parte, la venta de productos estadounidenses en el extranjero cayó el 28,7%, el mayor descenso desde 1971.

Se confirmó que el gasto personal de los consumidores, principal motor de la actividad económica, subió a un ritmo anual del 1,5% (pero no al 2,2% que se había anticipado en abril). También que los beneficios corporativos después de impuestos superaron los 30.000 millones de euros, o el 1,1%, buena señal tras la caída del 10,7% entre octubre y diciembre.

En el lado negativo, se ha constatado el virtual colapso de la inversión empresarial, que cayó el porcentaje récord del 36,9%. En concreto, el gasto en equipamiento y software se redujo entre enero y marzo a un ritmo anual del 33,5%, y el destinado a compras inmobiliarias no residenciales lo hizo el 42,3%.

FLUCTUACIONES Los mercados reaccionaron fluctuantes ante las cifras de Comercio, tratando de equilibrar los datos con los de la última encuesta sobre el sentimiento de los consumidores que realiza mensualmente Reuters con la Universidad de Michigan, y que elevó el índice de confianza en el mes de mayo al 68,7%, el mayor nivel registrado desde septiembre.