El pinchazo de la burbuja inmobiliaria ha llevado al Gobierno a eliminar la histórica desgravación fiscal. Con el cambio de año, solo los propietarios con una base imponible de 24.100 euros --equivalente a unos ingresos brutos anuales de unos 30.000 euros-- podrán seguir desgravando la hipoteca en la declaración anual de la renta.