El presidente de Endesa, Manuel Pizarro, y su consejero delegado, Rafael Miranda dieron ayer por cerrada la batalla por el control de Endesa, al expresar ambos "respeto" por los nuevos accionistas que apuestan por "el futuro de la compañía", como es el caso de Enel y Acciona.

Pizarro, sin mencionar el nombre de las dos empresas que controlan el 46% del capital, apostó por mantener una relación "amable" con accionistas y competidores. "De nada sirve mantener una guerra de tirios y troyanos", dijo el ejecutivo aragonés, que solo puede llevar "a parar un país como España". En idéntica línea, Miranda incidió en un "escrupuloso" respeto por la opa anunciada por quienes son ya los principales accionistas de la eléctrica española.

Sentados en las primeras filas estaban el secretario del consejo de Acciona, Jorge Vega, y el director financiero, Valentín Montoya, que salieron "satisfechos" de cómo había transcurrido la junta, según explicaron al final. Tanto Acciona como Enel votaron a favor de los acuerdos de la junta, pero solo en representación del 10% del capital directo que controla cada una de las empresas. Endesa entendía que, al estar "concertadas" no podían ir juntas. Acciona y Enel plasmaron esa discrepancia en el acta de la reunión.

A las 11 en punto de la mañana, en el recinto ferial de Madrid hizo entrada el consejo de administración de Endesa, con su presidente al frente. Era la última junta ordinaria. En otoño se celebrará la junta extraordinaria de accionistas, en la que se dará paso al control accionarial de Enel y Acciona, pero que aún presidirá el actual consejo.

APLAUSOS La sala contaba con menos concurrencia que en años anteriores. Varios accionistas recibieron a los directivos puestos en pie, con aplausos que se repitieron a lo largo de la intervención de Pizarro. El presidente de la eléctrica dijo de su discurso que era uno de los "más difíciles" de su vida.

El ejecutivo comenzó el guión en un tono más moderado de lo que esperaban sus espectadores, aunque no faltaron los pellizcos al Gobierno y a otras empresas. Se declaró partidario de "no mirar atrás" para no convertirse en "estatua de sal", pero solicitó mayor "certidumbre y seguridad jurídica" para las compañías que tienen que invertir en España.

Pidió seguridad también para "poder ir por la calle sin que te sigan, te escuchen y que no te pase nada" añadió, en alusión a los seguimientos de la Guardia Civil y del CNI que ha denunciado en las últimas semanas.