El segundo plan de rescate europeo de Grecia para evitar la quiebra del país durante los próximos tres años está encallado por la contribución de la banca y los inversores privados al mismo, han reconocido fuentes comunitarias. Esta incertidumbre sobre Grecia y el ataque de la agencia Moody's contra Portugal están penalizando la deuda pública española, que ya tiene un sobrecoste de 283 puntos básicos por encima del bono de referencia alemán y un coste del 5,68% a diez años. Alemania, principal contribuyente al rescate, exige que la banca y los inversores contribuyan al nuevo plan mediante la compra de deuda pública griega a largo plazo para asegurar la estabilidad financiera al país y reducir el importe de los nuevos préstamos que deberán conceder los países de la zona euro a Grecia. Los ministros del Eurogrupo intentan sin éxito desde hace dos semanas lograr la cuadratura del círculo, porque quieren que la contribución de la banca a la refinanciación de la deuda griega sea «voluntaria», pero que al mismo tiempo sea «sustancial», con una aportación global de unos 30.000 millones. Además, está contribución debe contar con el aval casi imposible de las agencias de calificación (rating). Una de las principales agencias, Standard and Poor¿s, ya ha indicado que considera el compromiso diseñado por Francia con su banca nacional como un «impago selectivo» por parte de Grecia, lo que ha puesto en cuestión toda la negociación. Ante las limitadas ofertas de la banca, Alemania ha vuelto a replantear su idea inicial de imponer un canje de la deuda griega en manos de la banca por nuevos títulos a largo plazo. Esta propuesta corre aún más el riesgo de ser calificada de «impago» por las agencias de rating, que mantienen un pulso abierto con la zona euro desde hace un año y medio. En medios diplomáticos, se asegura que esa calificación de "impago" podría rebatirse mediante un recurso ante la Cámara de Comercio Internacional de París o ante los tribunales mercantiles de Londres. Sin embargo, el Banco Central Europeo (BCE) ha vuelto a repetir que si eso se produce dejará de aceptar la deuda griega como garantía para sus préstamos a los bancos griegos, que se verían inmediatamente abocados a la quiebra, lo que dañaría al conjunto de la zona euro y en especial a España, por su elevado déficit público. Los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro volverán a estudiar el problema el lunes.