Los trabajadores de Izar volvieron a salir a la calle para pedir al Gobierno que releve a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) en las negociaciones, se implique directamente en la búsqueda de una solución para los astilleros y defienda ante la Comisión Europea los acuerdos alcanzados en octubre que Bruselas ha rechazado.

El ministro de Industria, José Montilla, defendió el papel de la SEPI y lanzó un mensaje de tranquilidad para los trabajadores al asegurar que hasta diciembre hay tiempo suficiente para encontrar una solución consensuada para Izar. Los sindicatos acusaron ayer a la SEPI de usar a la Comisión Europea como pretexto para romper el preacuerdo del pasado 19 de octubre, que permitía crear un hólding con todos los astilleros de Izar. Las federaciones del metal de UGT y CCOO explicaron que la SEPI ha utilizado una "estrategia" deliberada para agotar plazos y terminar en "un callejón sin salida": la constitución de una empresa pública militar y la liquidación de los astilleros civiles.

Las centrales no se creen que la marcha atrás de la SEPI venga obligada por la oposición de la Comisión Europea al nuevo plan de Izar, ya que sólo ha manifestado algunas dudas sobre el diseño empresarial. Según la SEPI, Bruselas no admite la posibilidad de que el Estado mantenga un control público con ayuda de las cajas de ahorro sobre el capital de los astilleros civiles.

CORTES DE CARRETERAS La plantilla de San Fernando (Cádiz) cortó durante tres horas la antigua N-IV y la vía férrea en protesta por "la tomadura de pelo" que supone el fin de su aspiración de entrar en la división militar como estaba pactado.

Los trabajadores causaron destrozos en 600 metros de vía férrea, levantaron raíles, colocaron bloques de hormigón, tuercas y formaron barricadas con ladrillos, piedras y restos de una obra cercana. Los trabajadores de San Fernando volverán a movilizarse hoy tras una asamblea que votará la huelga prevista para el 25 de noviembre junto al resto de los astilleros del grupo público. También unos 1.000 trabajadores de Sevilla protagonizaron ayer un paro de cinco horas y ocuparon de manera simbólica la factoría, al tiempo que anunciaron movilizaciones sorpresa a partir de hoy. En Gijón, varios centenares de empleados se manifestaron por el centro de la ciudad hasta la sede del PSOE, a la que arrojaron piedras, rompiendo el cristal de una ventana.

BARRICADAS Por su parte, los trabajadores de La Naval volvieron ayer a las barricadas. Desde primera hora de la mañana, cortaron la carretera 3739 y la línea de cercanías de Renfe a su paso por el municipio vizcaíno. La policía autónoma vasca siguió los sucesos, pero no intervino.

El presidente del comité, Miguel Angel Asporosa (UGT), reconoció la "decepción" de los trabajadores tras la reunión del miércoles con la SEPI y dijo que será hoy cuando se reúnan para decidir nuevas movilizaciones.

El Parlamento vasco debía debatir hoy dos proposiciones de ley sobre La Naval, pero el PP decidió ayer posponer la suya para evitar que se debata junto a otra presentada por Batasuna.