La plantilla de Liberbank en Extremadura se muestra, en principio, «tranquila y esperanzada» ante la posible fusión con Unicaja, porque considera que, tras haber sufrido varios Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), el grupo resultante puede dar «tranquilidad» a los empleados.

Así lo ha asegurado a Efe el representante del sindicato CSICA en Liberbank Extremadura, José María Solano, quien ha insistido en que «hasta cierto punto» se ve con «esperanza» la citada operación que podría cerrarse en «febrero» y que daría lugar al sexto mayor banco de España, con un volumen de activos próximo a 96.000 millones.

Solano ha explicado que los que se pueden ver «más afectados» son los servicios centrales de Liberbank, que en Extremadura, cuando se constituyó el banco -formado por Caja Extremadura, Cajastur y Caja Cantabria-, ya «quedaron reducidos a la mínima expresión». En la región solo quedan los de Cáceres, donde trabajan «unas 70 personas».

En cuanto al solapamiento de oficinas de las dos entidades, informó de que que hay «54 oficinas que coinciden» debido a la amplia implantación en Cáceres de «la antigua Caja Salamanca, integrada en la red Caja Duero-España, que fue después absorbida por Unicaja Banco».

No obstante, Solano ha incidido en el hecho de que las redes de sucursales de ambas entidades son complementarias, ya que Unicaja Banco se centra en Andalucía y Castilla y León, mientras que Liberbank cuenta con una posición estratégica en Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha y Extremadura. Sumarían 1.866 sucursales, 1.182 de Unicaja Banco y 684 de la propia Liberbank, que cuenta además con más de un centenar gestionadas por asesores bajo un modelo de franquicia.

El representante sindical cree que el grupo podría llevar a cabo prejubilaciones entre los trabajadores que «sean de los años, por ejemplo, 1965 o 1966», aunque tampoco cree que «eso vaya a afectar mucho en Extremadura».