Al contrario que sus homólogos europeos y estadounidenses, las grandes entidades financieras españolas no han sufrido de momento grandes dificultades de liquidez y solvencia. Pero afrontan un grave problema: la imparable escalada de la morosidad en una economía en caída libre. El Banco Popular fue ayer la primera entidad del país que reconoció que su estrategia de los próximos dos años y medio va a estar centrada en combatir el impacto de los impagos.

Pese a no presentarlo como tal, el consejero delegado, Roberto Higuera, esbozó un auténtico plan antimorosidad. Sus efectos ya se dejan sentir. El beneficio creció hasta los 956 millones entre enero y septiembre (3% más) cuando el primer semestre creció el 10%. El banco ha decidido "dar prioridad" a las coberturas de la mora sobre el beneficio, y ha hecho una provisión especial de 200 millones.

Higuera apuntó que la entidad estima que la morosidad seguirá creciendo hasta entrado el 2010. El Popular, explicó, quiere cubrir los requerimientos de provisiones que va a suponer esta escalada mediante tres vías: "dotaciones genéricas, beneficio, y venta de activos". La entidad va a seguir dando "cierta preferencia" a las provisiones sobre el beneficio. Y prevé vender tanto inmuebles como sociedades.

PREJUBILACIONES Y CIERRES El banco también se propone llevar a cabo prejubilaciones y cerrar oficinas. En el tercer trimestre, ya ha destinado entre 15 y 17 millones de euros a adelantar el retiro de alguno de sus empleados. Además, va a evaluar qué sucursales no son lo suficientemente rentables. Higuera destacó la solvencia del Popular (el capital básico ha subido al 6,78%) y su liquidez (con activos descontables ante el BCE y susceptibles de ser comprados por el fondo del Gobierno por valor de 14.000 millones).